miércoles, 28 de enero de 2015

Anochecer en las colonias alemanas del Volga de 1920

Es la hora en que el sol se inclina a dormir detrás de las sierras, dejando en libertad millones de luciérnagas que comienzan a poblar el cielo en forma de estrellas. Surge una aquí, otra más allá, tejiendo un reino de constelaciones que deja escrito en el firmamento los deseos que los colonos le solicitan a la luna llena que también emerge en el horizonte, redonda, color de oro, como hostia divina.
Las viviendas se iluminan. Lentamente las ventanas dejan ver la luz de los faroles, de las lámparas a kerosén, de las velas, y la noche de la colonia se puebla de acallados susurros, entre los que se descifran las voces de los niños que aún juegan en las calles, de los hombres que dejan libres los caballos, luego de un arduo día de trabajo; de las mujeres que empiezan a preparar la cena. Algunos colonos conversan intercambiando opiniones. Otros meditan. Otros recuerdan la aldea lejana, allá lejos, en el Volga.


Y llega la noche. El aire se perfuma de rocío. Mientras la colonia se sumerge en un silencio casi total. Las calles están vacías. Oscuras. Sólo se escucha, de vez en cuando, el relincho de algún caballo o ladridos de perros, que se pierden en la lontananza del campo suarense. Las chimeneas de las viviendas suspiran su humo, en negras nubes de hollín.
Los colonos se aprestan a iniciar la noche. Se sentarán a la mesa. El padre de familia rezará una oración, agradeciendo a Dios la cena; después cenarán… Luego tal vez salgan a visitar a un familiar o amigo; a jugar a los naipes; a cantar antiguas canciones que los emocionarán hasta las lágrimas; o simplemente charlarán sobre los tiempos que se fueron y los que vendrán; o hablarán de la tarea realizada en la chacra… O permanecerán en silencio, reflexionando. Hasta que alguien diga: “es hora de dormir, mañana será otro día”. Y todos se irán a la cama pensando en la dura labor que les espera mañana. (Autor: Julio César Melchior).

Material Periódico Cultural que rescata y revaloriza la historia y la cultura de los descendientes de alemanes del Volga - Libro "Antiguas tradiciones de los Alemanes del Volga" de Héctor Maier y Julio C. Melchior  

domingo, 25 de enero de 2015

Quinteto de Acordeones - Aires de la Selva Negra '2013'

Album: Aires de la Selva Negra.
Bitrate: 128.
Tamaño del archivo: 25.3 Mb.
Caratulas: Frontal y Trasera.
Año: 2013.
Sonido: Excelente.
01- Barrelito de Cerveza.
02- Vals del brindis.
03- Marcha del inmigrante
04- A mi querida Suiza.
05- Don Francisco.
06- Ahi esta bueno, entremos.
07- En Munich hay una cerveceria.
08- Ho Susana.
09- Fiesta en Zurich.
10- Fiesta, Alegria y cerveza.
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Agradecimiento Especial a Ruben Abel Eichhorn de General Ramirez  por compartir este material.

miércoles, 21 de enero de 2015

Historia de un colono alemán del Volga

 Lenta, pausadamente, con el rostro mojado de sudor y la ropa húmeda de transpiración, el colono camina siguiendo el surco que el arado va abriendo en la tierra. Su paso es cansino. El cuerpo le pesa. Lleva en su interior una carga de dolor, un sentimiento de desarraigo. El suelo virgen de la pampa le recuerda la indómita estepa del Volga, el viento y la nieve, la intemperie y la soledad de los interminables días de invierno esperando el tiempo de la trilla.


“Es otra tierra, otro cielo y otra patria. Aún somos extraños bajo esta bandera celeste y blanca que nos abrió los brazos y nos ofrece una libertad desconocida para nosotros. Las colonias crecen, es cierto, pero todos hablamos en alemán y tenemos nuestras propias costumbres. Todavía somos extranjeros. Desconocemos totalmente la idiosincrasia de esta nación. Tres años no alcanzan para construir un nuevo hogar”.
Se siente huérfano, desamparado y desprotegido en este mundo donde todos los hombres parecen tener una nacionalidad, un país, un lugar, un pueblo, un pequeño trozo de tierra que “llaman mi hogar y por el cual son capaces de entregar la vida”.
“Solamente tengo convicciones” –reflexiona. “Convicciones y fe en Dios. Ojalá mis hijos algún día amen este suelo, amen esta patria, y tengan el valor de entregarlo todo por ella”.
El colono camina detrás del arado, ensimismado en sus pensamientos, los ojos húmedos, en las pupilas brillando la imagen de sus padres que se quedaron en la aldea, allá, allende el río Volga, despidiendo hijos, y entre esos hijos, a él. A él que intuye que no volverá a verlos jamás, que comprende que terminará afincado en esta tierra, en las riveras del arroyo Sauce Corto, en una de estas tres colonias que comienzan a surgir y año tras año reciben contingentes más numerosos de alemanes del Volga.

Material Periódico Cultural que rescata y revaloriza la historia y la cultura de los descendientes de alemanes del Volga - Libro "Antiguas tradiciones de los Alemanes del Volga" de Héctor Maier y Julio C. Melchior  

miércoles, 14 de enero de 2015

Las carneadas

En el campo era común que cada familia tuviera cría de cerdos, cuya carne en el transcurso del año era convenientemente utilizada.
La tarea diaria de alimentarlos y darles de beber arrojaba sus frutos posteriormente ya que siempre se empezaba por los más chiquitos: los lechones.
Los lechones siempre tenían que estar a punto ya sea para consumo propio, alguna visita inesperada de algún pariente o por la llegada de compradores de la ladea o de la ciudad.
Se elegía a un par de ellos, que se suponía podían tener un desarrollo mejor que los otros, pensando en un futura faenada, por lo cual eran bien alimentados y se debía dejar pasar el tiempo nada más.


Debía esperarse días fríos para la carneada y previo a ello se habían adquirido ya las tripas, la madeja de piola y los ingredientes para condimentar la carne.
El día señalado comenzaba la labor bien temprano, calentando cantidad de agua, que era utilizada para limpiar (pelar) el cerdo recién faenado, llevando este trabajo un par de horas, a pesar de los cuchillos filosos que rasuraban toda la piel y quitaban por completo los pelos.
Cuando se ultimaba al chancho, se guardaba la sangre para la elaboración de las morcillas; al eviscerarse al animal se aprovechaba su corazón, hígado y estómago.
En el trabajo de la carneada participaban varias personas, hombres y mujeres, que realizaban distintas tareas durante el día. Unos trozaban y molían la carne vacuna, otros cortaban y trozaban el cerdo, para su posterior molida; otros a cocinas o preparar el rico asado.
La carne picada era colocada en bateas de madera, donde se mezclaba la vacuna con la porcina, condimentándose todo para dejar estacionar.
Posteriormente y utilizando la picadora de carne manual, se comenzaba con el embutido de los chorizos, que eran elaborados para su secado en largas cañas adheridas al techo.
Para embutir se destacaba la habilidad de algunas personas. Quiero resaltar el caso de mi madre Catalina Lechmann de Gareis, por la dedicación y esmero en la tarea. Los chorizos salían compactos y de muy buen gusto. Se veía además la rapidez para atar los embutidos.
Los chorizos blancos y las morcillas tenían idéntica ubicación, no así el famoso queso de chancho y las paletas.
Una de las delicias que guardo en mi mente, es la panceta o tocino, que se consumía crudo con pan o simplemente frito en la sartén, tanto a la mañana como a la noche, muchas veces acompañado de un buen café negro (Schwartz kafee) para quitarnos el frío.
La jornada era agotadora, pero no se perdía tiempo, pues todos saben que en invierno los días son cortos y debía aprovecharse la luz natural. Aún así siempre quedaban tareas que se finalizaban al día siguiente en que se veía el resultado: los chorizos en las cañas.

Por Jorge Alberto Gareis Lechmann

domingo, 11 de enero de 2015

Herencia del Volga - A Toda Nuestra Gente... '2011'

Es primer volumen de este grupo de chicos de  San Nicolás provincia de Buenos Aires con temas y ritmos tradicionales
Album: A toda nuestra gente.
Bitrate: 128.
Tamaño del archivo: 28.3 Mb.
Caratulas: Frontal .
Año: 2011.
Sonido: Excelente.
01- Polka Santa Anita.
02- La paisana.
03- A Raúl Metz.
04- A los amigos de Bovril.
05- Como el marinero – Sacate la ropita .
06- Al ballet Mir sein so .
07- A Concepción.
08- Homenaje a Héctor Schmidt .
09- Viejita llevame a casa.
10- Marcha del Inmigrante .
11- Isabella.
12- Rancherita tradicional.
13- La linda.
14- Herencia del Volga.
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miércoles, 7 de enero de 2015

El origen de los apellidos alemanes

El estudio etimológico de los apellidos alemanes se inició a finales de la Edad Media. La mayor parte de los apellidos alemanes se generaron a partir de apodos. Se clasifican en cuatro grupos, con base en el origen del apodo: uno o más nombres de pila, designaciones de oficios, atributos físicos y referencias geográficas (incluso las referencias al nombre de alguna construcción). Además, muchos apellidos describen alguna característica específica en el dialecto correspondiente a la zona en la que se originaron.
Con frecuencia, los nombres de pila se convirtieron en apellidos cuando se identificaba a algunas personas a través del nombre de su padre, es decir, con el patronímico. Por ejemplo, el apellido Ahrend se convirtió, con el tiempo, en Ahrends, al añadirle la terminación -s correspondiente al caso genitivo del alemán (en alemán, la frase Ahrends Sohn equivale en español a "el hijo de Ahrend").



Ejemplos de apellidos: Ahrends, Burkhard, Wulff, Friedrich, Benz. Dado que muchos de los primeros registros urbanos se escribieron en latín, era frecuente que se usara el plural genitivo -i como, por ejemplo, en Jakobi o en Alberti o (escrito con -y) en Mendelssohn Bartholdy.
Las designaciones de oficios son la forma más común de formación de apellidos. Cualquiera que tuviese una ocupación poco usual terminaría por ser identificado con ella. Ejemplos: Schmidt (herrero), Müller (molinero), Meier (administrador de una granja; emparentado con Mayor y Meyer), Schulze (corregidor), Fischer (pescador), Schneider (sastre), Maurer (masón, albañil), Bauer (granjero), Metzger o Fleischer (carnicero), Töpfer o Toepfer (alfarero).
Nombres de características físicas fueron adoptados como apellidos en casos como Kraus (pelo enrulado), Schwarzkopf (cabeza negra), Klein (apodo, pequeño), Groß (grande).
Nombres geográficos de los que se derivaron apellidos gentilicios, como Kissinger (de Kissingen), Schwarzenegger (de Schwarzenegg), Busch (bosquecillo), Bayer (de Baviera, en alemán Bayern). Böhm indica que la familia proviene de la región checa de Bohemia.
Un caso particular es el de los apellidos derivados de nombres de lugares o edificios. Antes de la asignación de nombres y numeración a las calles, e incluso mucho después, muchos edificios importantes, tales como posadas, molinos y granjas, tenían nombre. Generalmente eran más conocidos por éste que por la gente que vivía en ellos; los habitantes recibían su apellido del nombre del edificio o zona. Podía estar combinado con una profesión: Rosenbauer (granjero de rosas, por una granja llamada 'la rosa'); Kindlmüller (niño-molinero, de un molino llamado 'el niño de Navidad', 'el hijo pródigo' o 'el hijo [niño] del rey'). También se usaba el nombre tal cual: Bär (oso); Engels (de Engel, ángel).
La inmigración, fomentada a menudo por las autoridades locales, aportó también apellidos foráneos a las regiones de habla alemana. Según cual fuere la historia regional o las condiciones geográficas y económicas reinantes en las diversas épocas, numerosos apellidos tienen un origen francés, holandés, italiano, húngaro o eslavo (p.ej. polaco). En ocasiones han perdurado con su forma original, en otras la ortografía se ha adaptado al alemán (la terminación eslava ic se ha convertido en alemán en -itz o -itsch, pronúnciese "ich"). Con el correr del tiempo, la ortografía se ha modificado frecuentemente para reflejar la pronunciación efectiva en alemán (Sloothaak, del holandés Sloothaag). Sin embargo, en algunos casos, como el de los Hugonotes franceses que emigraron a Prusia, se conservó la ortografía de sus apellidos pero con la pronunciación natural de los nativos alemanes al leerlo: Marquard se pronuncia marcar en francés, pero luego pasó a pronunciarse Markuart como si se tratara de un nombre alemán.
La preposición von ("de") fue utilizada para distinguir la nobleza; por ejemplo, si alguien fue Barón de la villa de Veltheim, su familia será von Veltheim. En tiempos modernos, la gente perteneciente a la nobleza agrega 'von' a su nombre. Por ejemplo, Johann Wolfgang Goethe, su nombre sería Johann Wolfgang von Goethe. Esta práctica termina con la abolición de la nobleza en Alemania y Austria en 1919. En algunas zonas de Suiza, von es usado en nombres geográficos y no nobles, p.ej. von Däniken (del pueblo de Däniken). Lo mismo es válido en los Países Bajos y Flandes, donde se habla flamenco (un idioma muy similar al alemán) y donde este tipo de apellido era muy común. Muchos nombres de ciudades terminaron dando lugar a apellidos flamencos (Van Gogh, Van Keulen, Van Gulik, Van Bon, etc.), pero no así a alemanes.
Los judíos germanoparlantes no adoptaron apellidos hasta los siglos XVIII y XIX. Algunos pudieron escogerlos ellos mismos, creando apellidos con dos nombres que sonaran bien. Ejemplos: Goldblum (flor dorada), Rosenthal (valle de rosas), Rothschild (escudo rojo), Schwarzschild (escudo negro), Silberschatz (tesoro de plata), Stein (piedra). En otros casos la administración les asignaba apellidos a discreción de los funcionarios, que a veces resultaban denigrantes. Algunos adoptaron apellidos alemanes tradicionales para no llamar la atención, como los conocidos Meyer o Löwe, que podría referirse tanto a la palabra alemana 'Löwe' (león) como a la tribu judía de Leví. La terminación alemana -mann debería distinguirse del sufijo judío -man, pero como es lógico esto no puede generalizarse.
En cuanto a los apellidos originariamente locales, son numerosos los que presentan características de dialectos locales, tal es el caso de las terminaciones corrientes de los diminutivos en el sur de Alemania, Austria y Suiza, como -l -el, '-erl, -le o -li como en Kleibl, Schäuble o Nägeli (de 'Nagel', uña, clavo).
Muchos nombres de familias no poseen una conexión obvia con una comunidad, ocupación o estadio de vida. Uno de ellos es Geier, que se refiere a un ave, a una ciudad o a una historia oral de origen campesino que refiere a un mito - que los bebés humanos fueron robados de un pueblo por aves gigantes que devolvieron a sus captivos una vez que los pueblerinos atacaron y destruyeron sus nidos.

Fuente: Jorgelina Fischer

domingo, 4 de enero de 2015

4 Años

El 01/01/2011, se inicio este blog, deseoso de compartir mi pasión por la Música de los alemanes. Hace ya cuatro años publiqué la primera entrada de este blog: “La emigración de los Alemanes a Rusia ”.  Compartiendo materiales musicales, historias



Les quería agradecer a todos los colaboradores y la gente que visita este humilde espacio, en estos cuatro años le agradezco a todos por el apoyo y la gran colaboración de nuestros colaboradores no fuera posible seguir con este blog.

Esperemos seguir con el blog muchos mas años, gracias a Todos por visitar colaborar con nuestro espacio

Para compartir algun material musica, historias, videos nuestro correo es musicadelvolgayalgomas@yahoo.com.ar

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