domingo, 27 de diciembre de 2020

Los Tres Inmigrantes - Gastando Alpargatas '2000'

Album: Gastando Alpargatas
Bitrate: 128. 
Tamaño del archivo: 33.8 Mb. 
Caratulas: Frontal 
Año: 2000. 
Sonido: Excelente.
01-  Gastando alpargata
02- ---
03- Balacera
04- Schottis pueblerino 
05- Jungesselen
06- Casamiento en Villa Clara 
07- Valseado 
08- Horizonte colorado
09- Adiós mi Pilar 
10- En un
 
 
Aclaracion Falta el track numero 2, quien pueda aportar se lo agradeceria . Nuestro correo musicadelvolgayalgomas@yahoo.com.ar

domingo, 20 de diciembre de 2020

Quién se acuerda de esta tradición de Año Nuevo: Wünsche gehen?

 “Cuando éramos niños, el día de Año Nuevo era para nosotros una jornada de fiesta” -recuerdan los más ancianos de la colonia. “Salíamos a visitar a toda la parentela vor wünsche (para desear feliz Año Nuevo). Entrábamos en todas las casas para desear un feliz comienzo de año a todos los integrantes de cada familia, y ellos, a cambio, nos obsequiaban masitas caseras, unas golosinas, escasas en aquel tiempo, y un poco de dinero, cuando había. Para los niños humildes de la colonia era, quizás, la única fecha del año en que recibían una golosina. Por eso no dejábamos de visitar ningún pariente ni amigo. Con cada regalo armábamos un paquetito que llamábamos Pindle: poníamos las golosinas en el centro de un pañuelo y uníamos sus cuatro puntas mediante un nudo”.

Así comenzaban Año Nuevo los niños de la colonia

El primer día del año los niños se levantaban bien temprano a la mañana, casi con el amanecer, para saludar a sus padres deseándoles feliz año nuevo, recitando un poema varias veces centenario y de autor desconocido, que dice así: Vater und Mutter ich wünsche euch glückseeliges neusjahr, langes leben und Gesundkeit; frieden und einigkeit und nach eren Tod die ewige klückseeligkeit”. “Das wüsnsche mir dir auch”, respondían mamá y papá mientras les obsequiaban algún presente.
Cumplido este ritual, los pequeños salían a visitar a parientes y amigos para también desearles la felicidad en el año nuevo que comenzaba. Pero esta ocasión el poema era otro: glück und segen / auf allen Wegen! / Frieden im Haus / jahrein, jahraus! / In gesunden und kranken Tagen / kraft genung, Freud und Leid tragen! / Stets im Kasten ein stücklein Brot, / das geb’ uns gott!
Al finalizar la jornada todos los niños de la colonia, sobre todo los más humildes, se sentían dichosos con la enorme cantidad de regalos que lograban reunir tras una larga jornada de “trabajo”, visitando tíos, abuelos y demás parientes

Autor: Julio César Melchior

domingo, 13 de diciembre de 2020

Banda Estrella - Recuerdos de las Colonias '2004'

Un espectacular material de la Super Banda Estrella de Parana Entre Rios con muchos temas bien alegres con Polkas, Schotis, vals y todo lo tradicional de los alemanes del volga
Album: Recuerdos de las Colonias.
Bitrate: 128.
Tamaño del archivo: 39.9 Mb.
Caratulas: Frontal y Trasera.
Año: 2004.
Sonido: Excelente.
01- Recuerdos de las Colonias.
02- Vals Suizo.
03- Schotis tradicional
04- Polka del pelado.
05- Camino a Valle Maria
06- De Fiesta en la Aldea.
07- Choriseadas Alemanas
08- Se Aprende sufriendo.
09- Alma de Inmigrante.
10- Herencia de Abuelos
11- Recopilacion de Serafin
12- Chiquita Polka.
Descargar   Resubido

Agradecimiento Especial a Pedro colaborador del Programa El Carro Verde  por compartir este material.

domingo, 6 de diciembre de 2020

Historia de los juntadores de maíz alemanes del Volga

Hace muchos años existía una tarea rural muy sacrificada para los alemanes del Volga: der "Belschkanpreger" (el cosechero o juntador de maíz a mano), que desapareció cuando empezaron a surgir las primeras cosechadoras con plataforma maicera. De esta tarea anual, que comenzaba a finales de marzo y se prolongaba durante varios meses, participaba toda la familia. Los mayores de Pueblo Santa María aún recuerdan con nostalgia cómo partían caravanas de más de diez carros a "juntar maíz". Los niños dejaban la escuela pendiente hasta su regreso. Las casas se cerraban con llave y toda la familia se hacía al camino, siguiendo el derrotero de la cosecha de maíz. La mayoría recorría varias zonas y partidos del país, yendo de estancia en estancia. Durmiendo debajo de los carros, que se estacionaban a la intemperie, cerrando sus costados con las mismas chalas de maíz o chapas o lonas, formando una especie de dormitorio. La comida se cocinaba sobre un fogón. Eso significaba pasar frío, a veces, demasiado. Sobre todo cuando se producían heladas muy fuertes. También sucedía que en el trayecto nacieran niños o murieran integrantes del grupo familiar.

Don Miguel Lambrecht cuenta que "los juntadores de maíz usaban un cinto de tela de bolsa de arpillera, con ganchos para sostener la maleta de lona de dos metros de largo, como se llamaba a la bolsa donde se arrojaba el choclo que se cortaba de las plantas de maíz. La maleta se llevaba entre las piernas. Cuando una maleta se llenaba podía llegar a pesar unos 30 kilos -afirma.
"Después -continúa don Miguel-, se cargaban en una chata para llevarlas hasta la troja, hecha con cañas y chala de maíz.
"Para desprender el choclo de la planta se usaba una aguja y un montador para no lastimarse demasiado los dedos y las manos. Había que ser rápido para cortar y tirar dentro de la maleta el choclo porque cuánto más bolsas llenabas por día, más ganabas. Era un trabajo duro pero, una vez que te acostumbrabas, no había problema.
"Salíamos en carro de la colonia -agrega don Miguel-. Toda mi familia: mi esposa, mis hijos y mis suegros, con algún cuñado. Íbamos en caravana de muchos carros. A veces, llegábamos hasta alguna estancia cerca de la Capital.
"Era un trabajo hermoso. La alegría de estar todos juntos. Fue una época maravillosa de mi vida" -sostiene con nostalgia don Miguel. 

 Autor: Julio César Melchior

domingo, 29 de noviembre de 2020

9° Oktoberfest - Igrejinha '1996'

Album: Igrejinha
Bitrate: 128.
Tamaño del archivo: 47.8 Mb.
Caratulas: Frontal
Año: 1996.
Sonido: Excelente.

01-  Nascente do Vale - Sax Cia Manchester
02- Polkinha do Alemão - Musical Flamboyant
03- Abre a Janela  - Musical Flamboyant 
04- Frohliche Tagen - Orquestra real de Teutonia     
05-  Unsere Musik - Eine Polka Volter Scwung - Mein Heimatland  - Orquestra real de Teutonia
06- Festança Na Casa do Seu Tancredo - Monte Azul 
07- Dobrado Flor da Serra - Flor da Serra 
08- Campeão Dos Bailes - Das Mädchen Unterm Regenschirm - Just a Kiss Madalena - Marie - Motoqueiro Chapa -13  Michaela 
09- Viva Nós - Super banda Choppao 
10- Galo Branco - Super banda Choppao 
11- Netz Gerschbant- Sax Cia Manchester

domingo, 22 de noviembre de 2020

¡Cómo olvidar nuestra niñez!

Como olvidar esos juegos, en esos fondos inmensos que tenían los patios de nuestros padres, con el Nuschnick a 30 metros de la casa, el gallinero, el chiquero, para trepar los techos cuando papá no nos veía, la huerta para hacer alguna travesura durante la siesta, los árboles frutales, para trepar buscando nidos de pájaros, y un universo inmenso de fantasía. Nosotros jugando en la tierra, abriendo caminos, construyendo puentes, fabricando carros y automóviles con maderitas, latitas, chapitas, clavos y un martillo que le birlábamos a papá, sin que se diera cuenta. También corríamos por los pastizales jugando a los vaqueros, imitando los sonidos de sus pistolas, montados en palos de escoba; o marcando la Z del Zorro por doquiera. 

 


 De vez en cuando buscando lombrices cerca del canal por donde corría el agua que salía de la pileta de la bomba, para ir a pescar al arroyo que queda a pocos metros de la colonia, para terminar casi siempre pescando cantores o algún pececito ínfimo, que terminábamos llevando a casa en algún tarro con agua del arroyo. A veces nos “perdíamos” en algún potrero arrancando choclos para llevarlos a casa y cocinarlos en alguna olla oxidada que, también, encontrábamos por ahí. Haciendo una fogata que otra que los piratas del Caribe. Juntábamos todas las ramas secas que había, troncos, lo que encontrábamos para que las llamas fueran abundantes. Todo eso en pleno verano. Terminábamos colorados, medio cocinados de frente. Siempre había alguien a quien se le ocurría correr a casa y buscar una pava, sin que su madre se entere, otro que salía corriendo a buscar yerba, otro azúcar, otro el mate, algún otro pan, y terminábamos merendando. A veces éramos más de una docena de niños. Podrán imaginar ustedes la sorpresa de esa pobre madre cuando veía su pava nuevamente: negra quedaba, ni limpiándola con detergente, lavandina y virulana y la esponja de acero juntos, volvía a quedar como antes. Por supuesto, que también estaba el fútbol, y cualquier pelota venía bien: de trapo, de plástico, de goma pero casi nunca, de cuero. Eso sí, algún balón o terminaba dentro del pozo ciego del baño, porque alguno de nosotros olvidaba cerrar la puerta, o terminaba dentro de la cocina de algún vecino, tras ingresar sorpresivamente por la ventana, rompiendo un vidrio, y yendo a caer sobre la mesa de las mujeres que tomaban mate. Imagínense ustedes el escándalo de estas inocentes señoras. Tantos pero tantos recuerdos que es imposible resumirlos a todos en este breve escrito. Por eso es que escribí el libro “La infancia de los alemanes del Volga”, para perpetuar la memoria de nuestra niñez. 

Autor: Julio César Melchior.

domingo, 15 de noviembre de 2020

Neri Seeling - Como a mi me gusta... '2019'

Album: Como a mi me gusta...
Bitrate: 128.
Tamaño del archivo: 46.8 Mb.
Caratulas: Frontal y Trasera
Año: 2019.
Sonido: Excelente.

01- Como a mi me gusta
02- Eco de acordeones
03- Villa contitucion
04- El Liston
05- Un lindo vals a mi madre
06- Fiesta Aldeana
07- Don Manuel
08- Portate bien Chermano
09- Desde que tu me amas
10- Chamamesito del pago
11- Alla en el paso cadena
12- A mi amigo
13- Lindos recuerdos
14- A la Paisanada de Octava
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domingo, 8 de noviembre de 2020

Amanecer en la colonia de antaño

Los pájaros trinan en el amanecer, surcando el cielo de la colonia rubia. Se escucha el pregón del lechero, carnicero, panadero… Las voces de las amas de casa que salen a la vereda a realizar su compra diaria. La algarabía de los niños conversando en alemán. Los ruidos melodiosos que salen de la herrería, carpintería… El silencioso parlotear de la tijera del sastre y el habla cansino del martillo del zapatero.
 


 El sacristán echa a volar las campanas de la torre de la iglesia llamando a misa. El sacerdote se apresta en la sacristía. Los monaguillos preparan sus enseres.  Las velas del altar arden. Doña Agüeda reza el rosario sentada en el primer banco, junto a Doña Ana, ataviadas de negro, las cabezas cubiertas con un pañuelo del mismo color, y las miradas fijas en Jesucristo.
En el campo, los hombres labran la tierra bajo un cielo estrellado de gaviotas. Abren surcos en la tierra virgen para sembrar trigo. El trigo que florecerá en espigas de harina, pan y hostias.
Y en la inmensidad, los ojos de Dios velando a su pueblo: inmigrantes peregrinos que llegaron de allende el Volga para hacer fructificar el suelo argentino. 

Autor: Julio César Melchior

domingo, 1 de noviembre de 2020

Damian Stecklein - Ecos del Bodensee '2008'

Album:  Ecos del Bodensee
Bitrate: 80.
Tamaño del archivo: 21.8 Mb.
Caratulas: Frontal y Trasera
Año: 2008.
Sonido: Excelente.

01- Tres ratas, tres gatos
02- Viejita llevame a casa
03- Rosamunde
04- Bella morena
05- Camino a Lindenau
06- Gallo sapucay
07- Rey Ascona - Levantando polvareda
08- Tortas fritas
09- Siempre alegre – No es lindo casarse
10- Casita de la montaña
11- Zillertaller Hochzeitmarsch
12- Km. 11
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Agradecimiento Especial a Ruben Abel Eichhorn de General Ramirez  por compartir las tapas de este material

domingo, 25 de octubre de 2020

Historia de vida de doña Aurelia, una abuela alemana del Volga

"Tenía nueve años cuando tuve que dejar la escuela para ayudar a mi madre a cocinar, lavar la ropa y regar la quinta" -recuerda doña Aurelia. "No se consideraba necesario que las niñas concurrieran a la escuela. Una mujer debía saber cocinar, lavar, tejer, bordar y ayudar a su marido para ser una buena candidata para el matrimonio y una excelente madre para los futuros hijos de su esposo" -revela.
"Así que a los nueve años me quedé en casa a ayudar a mi mamá en todas las tareas domésticas. Éramos trece hermanos, cinco mujeres y ocho varones. Mi hermana mayor, ni siquiera asistió a primer grado inferior. No aprendió a leer ni a escribir ni a sumar. Sin embargo, fue una buena madre. Tuvo diez hijos luego de ayudar a criar a la mayoría de sus hermanos".

"Vivíamos en el campo. Mi papá hacía de todo: arar, sembrar, cosechar, de todo! Y mi madre también. Porque lo ayudaba en todo. Igual que todos mis hermanos y hermanas. Porque teníamos una quinta grande, árboles frutales, cerdos para la carneada, que había que alimentar, vacas lecheras, que había que ordeñar de madrugada, hiciera calor o frío, también teníamos gallinero, con gallinas, patos, pavos, gansos, de todo. Un puñado de ovejas. Conejos y un palomar, todo para consumo. La familia se abastecía de casi todo. Se compraba lo mínimo. Se iba al pueblo una vez cada seis meses, para las fiestas de Pascua y las de Kerb. El resto del año se trabajaba" -afirma doña Aurelia.
"Yo me casé a los dieciséis años y tuve cinco hijos. Cuando me casé nos mudamos a otro campo a trabajar de matrimonio. Yo de cocinera para los patrones y mi marido tenía que hacer de todo. Allí estuvimos veinte años. Fueron años difíciles. Había que aguantar porque queríamos construir nuestra casita. Y lo logramos. De a poquito fuimos levantando la cocina y un dormitorio. Después, le sumamos el baño, para dejar de usar la letrina. Y así fuimos consiguiendo todo: con mucho esfuerzo y sacrificio" -sostiene.
"Después trabajamos en otros lados, también haciendo de todo. Hasta que nos jubilamos y nos mudamos al pueblo. Mis hijos se fueron casando. Mi marido murió hace diez años. Y la vida sigue. Siempre continúa" -concluye doña Aurelia.


(Investigación y reconstrucción histórica: Julio César Melchior)

domingo, 18 de octubre de 2020

Los Nuevos Waigandt - En Vivo Fiesta Nacional de la Avicultura '2016'

Presentacion de los Nuevos Waingadt en la Fiesta Nacional Avicultura del año 2016, en un solo track, excelente sonido
Album: En Vivo Fiesta Nacional de la Avicultura
Bitrate: 192.
Tamaño del archivo: 73.8 Mb.
Caratulas: Frontal
Año: 2016.
Sonido: Excelente.

Sombrero de 3 esquinas -  El Carro Marron - Bailando el Pasito Tirules -  Ich abe doch zwei paar schuhe - Polca Tradicional  - Seleccion corridos (Rumbo al sur - Tu condena - Cariño necio - La Chevecha - Polca Tradicional)  - Tengo una negrita caprichosa - Tengo una vecinita - Ombliguito - Punta cayasta - Polca Suiza - Recorriendo los caminos
Descargar   MP3

 

 

domingo, 11 de octubre de 2020

El rumor como control social en las comunidades de alemanes del Volga

 Los habitantes de la localidad eran descendientes de inmigrantes alemanes, que llegaron al país con una cohesión social firme, basada en dogmas religiosos, que tenían su raíz en tradiciones y costumbres milenarias, cuyos rastros se perdían en la noche de la Edad Media. También una historia común de lucha, esfuerzo y superación. Un pasado de aldea en la mítica Europa y la noble Rusia zarista, de los siervos incultos y los rebeldes cosacos. Habían emigrado dos veces. Primero de Alemania, su tierra natal, la que jamás olvidaron. Y luego de Rusia. País que dejaron sin llevarse nada. Porque nada asimilaron. Ni siquiera el idioma.


Cuando llegaron a la indómita pampa Argentina, a finales del siglo XIX, lo primero que hicieron fue levantar una cruz. Dios estaba por delante de todo. Después recién pensaban en ellos. El cuerpo podía esperar; el alma no. Así surgieron majestuosas iglesias, con altares de mármol de carrara y cálices de oro en el centro de pequeñas localidades. Grandes escuelas parroquiales. Y sacerdotes y monjas inquisidoras que velaban por la moral, la ética y el buen comportamiento social. El cura predicaba aprovechándose del sacramento de la confesión para enterarse de lo que sucedía y de lo que no pasaba también. Mentirle al sacerdote significaba arder eternamente en el infierno por lo que a nadie se le hubiese ocurrido pensarlo siquiera. Como tampoco no ir a confesarse. Era una obligación moral y un dogma de fe sagrado el ir a contarle todo al santo hombre de la iglesia.
Y el hombre de negro, con su sotana al viento, lo sabía todo. Era el comisario, el juez, el intendente. En una palabra, era Dios. Dios y todos los apóstoles juntos. Porque no había tema, no había asunto, ni público, ni privado, dónde su autoridad fuera apelable o siquiera pasible de opinión. Era la voz de Dios en la tierra. Y la conciencia de todos los hombres y mujeres, niños y niñas incluidos. Porque todo el mundo se confesaba.
Cuando en el secreto inviolable de su confesionario, el cura se enteraba que alguna mujer había dado el mal paso, él la condenaba a rezar treinta rosarios, veinte avemarías, dieciocho padrenuestros y una semana de ayuno, sin carne ni pan. Y si esto no alcanzaba para mitigar los deseos insanos de la oveja descarriada, ponía en marcha una argucia que nunca le fallaba. Echaba a correr el rumor: “María engaña a su marido, se acuesta con Juan”. Porque sabía que las quince viejas que se pasaban el día en la iglesia rezando para que no llegara el fin de la creación, enseguida iban a poner en marcha el andamiaje del control social y moral. A partir de saber la novedad, no solamente se la pasarían una a otra, sino que la desparramarían por todo el pueblo, y después se las ingeniarían para espiar a María y a Juan, haciéndoles notar que algo sabían y que con su proceder innoble estaban mancillando el buen nombre de la localidad. Y la pobre María terminaría por encerrar en cuatro paredes, y ocho llaves de castidad, sus deseos e impulsos sexuales, al igual que Juan, so pena ser desterrados a vivir apartados de aquellos santos varones y señoras de alcurnia, que tenían la frente limpia y el nombre sin mácula.
Pero hete aquí, que un día sucedió algo inaudito. El sacerdote se enteró en el confesionario que estaba corriendo por la vecindad un rumor que lo afectaba a él y a su buen nombre. Se decía que el cura se acostaba con la viuda Elisa. Por eso iba todas las semanas a visitarla y a llevarle la comunión. Y que era mentira que ella no podía salir de su casa porque estaba deprimida por la muerte de su marido.
Indignado, en la primera misa que ofició, el cura se encaramó en el púlpito, y en su sermón fustigó a su rebaño por hablar mal de ese pobre apóstol de la iglesia, que era él, ese hombre que renunció a las riquezas y bienes materiales para servirlos a ellos con humildad y entrega absoluta. Justamente a ellos, persistentes pecadores. ¿Y así le pagaban? ¿De esa manera tan atroz? ¿Tan diabólica? –preguntó a los gritos.
Sin embargo, transcurrido un mes, el cura hizo su valija. El obispo le notificó en una carta que, dado los rumores, era mejor que se marchara del pueblo. Su credibilidad había caído hasta abismos inverosímiles y esto le causaba mucho daño a la imagen de la Santa Madre Iglesia. Por supuesto que el obispo, otro santo varón, no lo iba a abandonar porque unos innobles pecadores mancillaran su buen nombre. Ya lo había designado a otra parroquia.
Antes de marcharse definitivamente del lugar, el cura pasó por casa de la viuda Elisa, a confesarla por última vez.


Autor: Julio César Melchior


domingo, 4 de octubre de 2020

Blumenau Orchester - Oben und unter '1994'

Album:  Oben und unter
Bitrate: 128.
Tamaño del archivo: 24.8 Mb.
Caratulas: Frontal
Año: 1994.
Sonido: Excelente.
01- Rot ist die liebe
02- Oben und unter
03- Beim kronenwirt
04- Polka de Kanzas
05- Cuando estuve en Viena
06- Saludos a Kiel
07- Mi padre fue un peregrino
08- Vals tradicional
09- Juanita
10- Un tirolés sin problemas
11- Marrón y negra son las avellanas
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Agradecimiento Especial a Ruben Abel Eichhorn de General Ramirez  por compartir esta material

domingo, 27 de septiembre de 2020

Tambera. Quintera. Trabajadora rural. Huérfana de padre. Sin adolescencia. Historia de vida de una abuela alemana del Volga

Tambera. Quintera. Trabajadora rural. Huérfana de padre. Sin adolescencia. María Sauer falleció hace unos días en Capital Federal. Nos dejó su legado en una entrevista concedida unas antes de morir y esto es lo que nos contó:
“Mi papá murió cuando tenía trece años. Mi hermano mayor dieciséis y mi madre treinta y ocho. Éramos ocho hermanos y una mujer ordeñando en el tambo, a partir de las cuatro de la mañana, con las piernas metidas en el barro y bosta hasta las rodillas, con lluvia, con mucho frío. En invierno se nos congelaban las manos. Las vacas tenían el lomo blanco por las heladas. Pero la leche debía estar en los tarros para cuando pasara el carro que los buscaba para llevarlos a la fábrica de quesos, a las ocho y media.


“Mis hermanos menores lloraban. Estábamos a la intemperie. Nada importaba. No había queja posible: había que trabajar para sobrevivir. Teníamos una quinta de verduras enorme, que había que regar todos los días con baldes de veinte litros de agua, hacíamos conservas y dulces para todo el año. Carneábamos dos veces al año y hacíamos chorizos, jamones, de todo. Mamía cosía ropa para fuera. Horneábamos el pan en el horno de barro. Teníamos unas pocas ovejas para consumo. Un gallinero, que era un galponcito con aves y animales domésticos de todo tipo. Mamá vendía huevos, gallinas, pavos, gansos; lechones; leche, manteca, crema, ricota…
“Vivíamos cerca de la colonia, en un campo de ochenta hectáreas que nos dejó papá. En las que también se sembraba un poco de pastura y trigo.
“Mamá nunca se volvió a casar. Murió a los noventa y dos años, en la chacra donde enviudó y vivió toda su vida. Y de la cual partí para buscar trabajo en otras ciudades, hasta recalar en la Capital Federal. Donde vivo. Sola. Jamás me casé.
“Hice de todo para sobrevivir, igual que mi madre. Pero mi historia de grande no es tan importante. Lo importante es recordar la niñez y la vida que llevamos en aquellos lejanos tiempos. Tiempos de sacrificios; pero también de mucha felicidad. Porque éramos felices de estar en familia, todos juntos. Había unión. No importaba la pobreza. Lo más importante era la familia y la fe en Dios. Por eso todos salimos buenas personas”.

Autor: Julio César Melchior

domingo, 20 de septiembre de 2020

Juan Weisheim - Se llama María Cristina '1995'

Album: Se llama María Cristina.
Bitrate: 80.
Tamaño del archivo: 13.2 Mb.
Caratulas: Frontal
Año: 1995
Sonido: Bueno
01- Selección de polcas.
02- En Munich hay una cervecería.
03- Miren como baila mi compadre.
04- Vagabundo de la montaña.
05- Único hijo.
06- Mari Cathriñe.
07- Bailando con la nuera de mi madre.
08- No me toquen mi vecina.
09- Ruts Tuts.
10- María llora en el jardín
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domingo, 13 de septiembre de 2020

El día que me fui del Volga

Aquella mañana que marché de la aldea, abracé a mi madre, que lloraba desconsolada. Le dije adiós sabiendo que jamás volvería a verla. Intuí que la Argentina, esa tierra llena de promesas, quedaba demasiado lejos para prometer un regreso.
Le extendí la mano a mi padre, que la tendió temblorosa, mientras una lágrima rodaba, furtiva, por su mejilla.



Mis hermanitos observaban sin entender. Eran demasiado niños todavía para comprender palabras tales como adiós, exilio y desarraigo. Lloraban porque veían llorar y porque sus padres lloraban desconsolados como nunca los habían visto llorar jamás. Percibían la angustia que envolvía el aire y que se ahondó cuando puse en marcha el carro cargado con mis baúles y los caballos comenzaron a caminar, lentamente, camino del adiós.
Volví la cabeza y mi mirada, por última vez, vio la figura de mi padre y las manos de mi madre agitando su pañuelo mojado de llanto; y a mis hermanitos corriendo detrás de mí, despidiéndome. Los vi parados, sumidos en el dolor, empequeñecidos, derrotados por el destino, hasta que el carro se perdió en la distancia y su imagen se trocó en horizonte vacío, en ayer, un ayer a cada trote más lejano, melancólico y añorado.

Autor: Julio César Melchior

domingo, 6 de septiembre de 2020

Avelino Eberhardt - Fiesta Suiza en San Jeronimo '1993'

Album: Fiesta Suiza en San Jeronimo.
Bitrate: 128.
Tamaño del archivo: 16.1 Mb.
Caratulas: Frontral.
Año: 1993.

01- Fiesta suiza en San Jerónimo
02- Bagna cauda
03- Polkita computada
04- Vuelvo al campo
05- Soy alpino de monte Rossa
06- Mi tamberita
07- Amor dorado
08- Cantinero
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domingo, 30 de agosto de 2020

Palabras en memoria de los antiguos relojes despertadores

Estos relojes estuvieron al lado de las camas o sobre algunos de los aparadores de los hogares de las cocinas durante muchas décadas, marcando, con su tic tac, no solamente el paso de las horas sino también enmarcando el devenir cotidiano de las tareas diarias.
Había hogares en los que había dos, uno en la cocina y otro en la habitación, del lado de la cama en la que se acostaba el dueño de casa, y otro en la cocina, sobre algún mueble, que compartía toda la familia.
En otros hogares solamente había uno, que de día estaba en la cocina y de noche, en la pieza, pasando a cumplir la tarea de reloj despertador. Durante el día prestaba servicios a la ama de casa, que lo usaba para controlar los horarios de la rutina familiar, las comidas, desayunos, cenas y almuerzos y otros menesteres culinarios.



Y finalmente, también había casas de familia, en donde no existía ninguno. Porque este tipo de reloj despertador era un bien caro y, por lo tanto, preciado. Hubo épocas en las que era casi imposible que una familia pudiera pensar en tener aunque más no sea uno. Tal vez, unos pocos, tuvieran la suerte de poder adquirir uno usado.
Los que no tenían reloj, porque no podían adquirirlo, y tampoco poseían el clásico y tradicional reloj de pared, que era considerado una importante herencia familiar, se guiaban con el toque de campanas de la torre de la iglesia, como en los viejos tiempos.
Nuestros abuelos atesoran miles de recuerdos que tienen como protagonistas centrales a estos antiguos relojes despertadores. Todo un símbolo de una época que en la actualidad forma parte de nuestra historia, al igual que todos los momentos extraordinarios que rescato en mi libro "Lo que el tiempo se llevó de los alemanes del Volga".
Cada uno de estos viejos relojes guarda en sus almas, el recuerdo vivo de sus dueños y de las familias en las casas en las que estuvieron durante años, compartiendo sueños y esperanzas, tristezas y alegrías.
Sepamos ver en ellos el recuerdo de muchos seres queridos que hoy ya no están pero que nos regalaron muchas horas felices de sus vidas y nos llenaron el alma de enseñanzas y ejemplos de vida.

Autor: Julio César Melchior

domingo, 23 de agosto de 2020

Bruno Gress - Stimmung Schwung und frohe Laune '2012'

Album: Stimmung Schwung und frohe Laune.
Bitrate: 192.
Tamaño del archivo: 77.0 Mb.
Caratulas: Frontral.
Año: 2012.
 
01- Penzinger-Polka. 
02- Wir sind Bajuwaren    
03- Blumen aus den Bergen   
04- Patrona Bavariae  
05- Der dritte Mann  
06- Mama geh bitte schau oba  
07- Ich träume nur von Rio
08- Daglfinger Parademarsch   
09- Lausbuam war'ma, Lausbuam bleib' ma   
10- Einer hat immer das Bummerl
11- Zillertaler Hochzeitsmarsch
12- I flipp aus.   
13- Bayern-Reggae-Jodel-Song (Rasta Sepp)
14- Am Alpenrand
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domingo, 16 de agosto de 2020

Historia de doña María, una abuela alemana del Volga

Doña María cuenta que nació en 1943 en una pequeña casita de adobe y que su madre la trajo al mundo sin la ayuda de ninguna partera ni médico, como era común por aquellos años. La encargada de asistir a todos los partos y ayudar a dar a luz a las mujeres, era la suegra, que a fuerza de presenciar nacimientos había adquirido cierta experiencia. Los bebés nacían en casa y en alguna habitación alejada de los demás niños. A quienes se le decía que el nuevo hermanito había nacido de un repollo en la quinta, que lo había traído la corriente del agua del arroyo o que algún personaje, al pasar, lo había dejado en la casa, al cuidado de la familia.



También cuenta que tuvo doce hermanos y que la casita de adobe en la que nació y vivió hasta que se casó, a los quince años, solamente tenía una cocina y dos habitaciones. Y que el piso era de tierra. Los muebles muy escasos. Que lo más caro e importante que tenían era la cocina a leña. Todos los muebles los fabricó su padre en los tiempos libres que le dejaba el trabajo en el campo. También cuenta que faltaban camas pero que nunca nadie se quejó, que tuvo una infancia feliz. Sostiene que mientras iban naciendo más hijos, los más grandes ya se iban a trabajar a otros campos, con otros patrones, sobre todo los hombres, y las mujeres, generalmente se enviaban a trabajar a la ciudad, de sirvientas. "Antes -acota- los hijos teníamos que empezar a trabajar a los nueve o diez años para ayudar a mantener a toda la familia". Eso hizo que solamente los tres hermanos menores pudieran asistir a la escuela y completar la primaria. Los demás, apenas aprendieron a leer y escribir gracias a que la madre pudo enseñarles los rudimentos básicos para leer la Biblia y rezar.
"Vivíamos humildemente" -reconoce- "pero no éramos pobres porque nunca nos faltó un plato de comida ni tampoco jamás pasamos hambre. Mamá se las ingeniaba con lo que tenía a mano para que todos sus hijos crecieran fuertes y sanos. Ella criaba gallinas, patos, gansos, tenía una quinta de verduras, que todos ayudábamos a regar, y un cerdo siempre listo para la carneada. Se hacía chorizo dos o tres veces al año. Y el dulce casero, la manteca casera, al igual que los quesos y la miel, no faltaban nunca. Mi madre se levantaba a las cuatro de la mañana, junto con mi papá. Amasaba y horneaba el pan diario. Después ya comenzaba la jornada de cada día. Mientras mi padre se iba a arar, mi madre y mis hermanos ordeñaban las vacas".
"Yo empecé a ordeñar a los nueve años. Hacía un frío tremendo. Helara o lloviera, a las vacas había que ordeñarlas, porque de eso dependía no solamente nuestro sustento diario sino el ingreso de un dinero extra, porque el excedente de leche se vendía. Al igual que mamá vendía huevos, gallinas, patos, gansos. Vendía de todo! Nuestra casita estaba casi a las afueras de la colonia, eso permitía a las gallinas vagar libremente. Aunque antes, todo el mundo tenía gallinas y cerdos. A nadie le molestaba. La gente era más comprensiva y más solidaria" -sostiene.
"A la escuela fui solamente hasta segundo grado. En realidad, mucho no me gustaba. Las maestras eran muy severas. Ante cualquier error enseguida recurrían al puntero. A mí una vez me pegaron tanto sobre los dedos que me dolieron durante una semana entera. Encima tenía que fingir para que no se dieran cuenta en casa, porque si no también me hubieran castigado. Antes, el maestro siempre tenía razón. Fue difícil ordeñar con los dedos doloridos. Pero qué iba a hacer?".
"Dejé la escuela y me mandaron a trabajar cama adentro a casa de un matrimonio que tenía diez hijos. Yo tenía que cocinar, lavar y planchar, porque ellos tenían una tienda".
"Allí estuve hasta que me casé. Todavía era muy joven cuando conocí a mi marido. Él era amigo de mis hermanos. Nos gustamos y decidimos casarnos. Nos fuimos juntos a trabajar al campo, al día siguiente de habernos casado. No había dinero para fiesta de casamiento. Sí, tuve mi vestido blanco y una cena familiar en casa de mis padres. Uno de mis tíos tocó el acordeón. Se armó un lindo baile".
"Después fueron naciendo mis seis hijos. Dos pudieron terminar la secundaria. Los otros, lamentablemente, solamente la primaria. Siempre hubo tiempos difíciles. Sobre todo en el campo y para los peones. Cuando nos jubilamos nos vinimos a vivir a la colonia. A la casita que fuimos construyendo con mucho esfuerzo. Y aquí estamos, los dos solitos. Todos mis hijos se casaron e hicieron su vida. Algunos están lejos, otros cerca. Últimamente nos vemos poco. Es difícil que puedan coincidir todos. Así es la vida" -concluye doña María. "Y uno debe tomarla como venga".

Autor: Julio César Melchior

domingo, 9 de agosto de 2020

Los Binder - 100% Bailable '2019'

Album: 100% Bailable
Bitrate: 128.
Tamaño del archivo: 34.8 Mb.
Caratulas: Frontal y Trasera.
Año: 2019.
Sonido: Excelente.
01- Polca Popular
02- Selecciones de vals
03- Ella quiso quedarse
04- En Munich hay una Cerveceria
05- La posta
06- La Pupera de Maria - Don Gollo
07- Mi Ponchillo colorado
08-  Chiquita polka
09- Corazón mio - Cuando brilla la luna
10- Virus de Pasion - Que calor de locos
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Agradecimiento Especial a Ruben Abel Eichhorn de General Ramirez  por compartir esta material

domingo, 2 de agosto de 2020

Recuerdo de las carneadas de antaño, en las que colaboraban toda la familia y los vecinos

Las carneadas para consumo familiar empezaban casi de madrugada, cuando se encendía un gran fuego para calentar el agua que se iba a usar para limpiar el cerdo y todos se aprestaban para la faena preparando, cada uno, sus utensilios, herramientas y elementos de trabajo. La actividad era ocasión propicia para reunir a familiares, amigos y vecinos, que se acercaban a la casa a colaborar, transformando la carneada, que duraba dos o tres días, en un gran encuentro social, con música incluida, y suculentas comilonas. Nadie se negaba a aportar su granito de arena, porque el trabajo era mucho y debía llevarse a cabo durante un fin de semana, para no interferir en las labores rurales. Además, era una costumbre establecida, que todos los que ayudaban, se llevarán como obsequio carne y morcillas y chorizos para probar.
El proceso de la carneada comenzaba varios meses antes, cuando la familia adquiría un lechón, que era criado en el chiquero, que el padre construía en el fondo del patio con maderas y alambre tejido, generalmente en desuso, y era alimentado con las sobras y desperdicios de los alimentos que se consumían en el hogar y, ocasionalmente, se le agregaban cereales o forrajes que se obtenían de algún chacarero conocido.


Cuando el animal alcanzaba la mayoría de edad y el peso deseado, entre los doscientos kilos, un poco más, un poco menos, se tomaba la decisión de sacrificarlo, junto con un vacuno que se compraba para ese menester, para abastecer los sótanos de chorizos y jamones para pasar los crudos y fríos inviernos.
Generalmente la carneada se llevaba a cabo durante un fin de semana, para evitar que la misma interrumpiera el normal desarrollo de las actividades rurales, y participaban no solamente todos los integrantes de la familia sino parientes y vecinos.
El cerdo se degollaba con precisión, insertando el cuchillo en medio de la unión de la cabeza y el cuello, para lograr el desangrado. La sangre se recogía en un recipiente, que se colocaba debajo de la incisión, sin dejar de removerla para evitar que se cuaje. La misma se utilizaba elaborar la morcilla negra o blutwurst.
Una vez muerto el animal, se procedía a colocar el cerdo sobre una mesa para escaldarlo o pelarlo, es decir, quitar con abundante agua hirviendo, raspando con cuchillos y, a veces, la ayuda de otros utensilios, los pelos que recubren la piel hasta dejarla totalmente lisa y limpia.
El paso que seguía es el desposte, que no es otra cosa que descuartizar el cerdo clasificando y separando los diferentes cortes de carne de acuerdo al uso que se le iba a dar, por ejemplo, entre muchos otros, las patas para elaborar el jamón, y buena parte de las vísceras, el hígado, los riñones y diversos elementos de la cabeza del cerdo (como la lengua), que se cocinaban para formar parte de las morcillas, blanca y negra, y el queso de chancho. Porque todo se aprovechaba. Nada se tiraba.
Finalizado el proceso de fragmentación comenzaba el deshuesado (minucioso trabajo de limpieza de los huesos), cortando la carne en trozos pequeños para luego pasarlos por la picadora, condimentarlos en base a una receta que cada familia mantenía en riguroso secreto, y amasarlos con las manos en una enorme batea construía de madera, y empezar a elaborar los chorizos, sin olvidar que también se le agregaba carne de vaca a la preparación con la que se hacían los chorizos para secar, porque conjuntamente con el cerdo, también se carneaba un vacuno.
El armado de los chorizos se llevaba a cabo con tripas (generalmente de vaca) y una máquina que se llama embutidora. Las tripas son de varios metros, estas se cortan para dar el tamaño de rosca o chorizo.


Terminada la faena, los chorizos para secar, la morcilla negra, la morcilla blanca y los jamones, se colgaban del techo de los sótanos o en galponcitos especialmente acondicionados para este menester.
Además de todos estos clásicos embutidos, también se elaboraba Kalra y se derretía grasa, que luego era guardada para preparar la comida a lo largo del año, y los chicharrones obtenidos de su derretido, se incorporaban en el amasado de pan que se horneaba en la cocina a leña o en el horno de barro. Con la grasa, asimismo, se cocinaba jabón para lavar y que, en definitiva, se usaba para todos los quehaceres domésticos.
Lo habitual era que las familias carnearan dos veces al año pero, también había, pocas, es cierto, que lo hacían tres veces al año.
Si bien es cierto que esta costumbre se ha ido perdiendo, también es cierto, que en muchas colonias y aldeas, como en muchos campos, todavía se conserva y de desarrolla tal cual como en los viejos tiempos.

Autor: Julio César Melchior

domingo, 26 de julio de 2020

José Afinic y su Grupo Nueva Flor - Decime Dónde y Cuándo '2013'

“Tocábamos música del Litoral, chamamé, polka, paso doble, los valses más conocidos como ‘Desde el alma’, ‘Ciudad de Córdoba’. También música tradicional alemana, paraguaya, kolomeika”, enumeró José Afinic (55) para referirse al repertorio que en la década de 1980 presentaba con su conjunto Nueva Flor en fiestas de toda la zona. Eran eventos multitudinarios de 800, 900 personas, muchas de ellas en la zona de colonias del sur de Misiones, San José, Azara

Album: Decime Dónde y Cuándo.
Bitrate: 192.
Tamaño del archivo: 58.0 Mb.
Caratulas: Frontral.
Año: 2013.
01- Musiquero y Albañil
02- La Polkita del Trombón
03- La Gente Quiere Bailar
04- Kolomeika Popular
05- Por Favor, Decime Que Si
06- No Hay Caso
07- El Yaré
08- Golosinas
09- Kolomeika Popular Uno
10- Decime Dónde y Cuándo
11- Bohemio y Soñador
12-Abaraja Esa Empanada
13- Mate Dulce o Mate Amargo
14-  Siglos Han Pasado
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domingo, 19 de julio de 2020

El abuelo Pedro y su infancia en el campo

El reloj marcaba las cuatro de la mañana. Don Pedro, por aquel entonces un niño de nueve años, andaba a oscuras y a tientas, pisando escarcha, reuniendo los caballos en el potrero, detrás de la casa. Tenía que reunirlos a todos, más de veinte, antes de que aparecieran su padre y sus hermanos, listos para salir al campo a arar. Don Pedro no solamente debía encontrarlos en la oscuridad, porque apenas brillaban algunas estrellas, y hacía un frío insoportable, que helaba las orejas y la nariz, sino que tenía que sujetarlos a los arados respectivos, que, por aquellos años, eran tirados por caballos.
Mientras él cumplía con su tarea diaria, sus padres, mamá y papá, juntos con sus hijos e hijas, que iban desde los diez hasta los dieciocho años, ordeñaban las vacas, sentados bajo la intemperie, con las manos coloradas y la cara ardiendo del tremendo frío que hacía.
Don Pedro, actualmente con casi noventa años, recuerda que, sin embargo, nadie se quejaba. "Es más -afirma-, mi padre silvaba mientras ordeñaba y mis hermanos hacían bromas y competían para ver quién de todos ordeñaba más vacas lecheras".



"Mis padres seguramente estaban felices porque lo tenían todo" -sostiene-. Tenían trabajo, que les proveía casa y comida, y un sueldo. Ellos pudieron criar a sus once hijos sin problemas. Porque vivimos en ese ranchito de adobe hasta que todos los hijos se fueron casando y mis padres se jubilaron. Me acuerdo que era una casita muy precaria, con una cocina y dos habitaciones. Después mi padre levantó otra, con sus propias manos, cuando empezaron a llegar más hijos. Había un galpón de chapa, demasiado chico para guardar todos los enseres rurales. Un molino, donde buscábamos agua para consumir, cocinar, bañarnos, lavar la ropa, que quedaba a más de cien metros de la casa. Todos los días había que arrastrar agua con los baldes para lavar la ropa y cocinar. Y todas las mañanas íbamos al molino a lavarnos las caras al despertarnos. Teníamos quinta de verduras. Había un horno de barro. Mamá hacía un pan riquísimo, que untábamos con manteca casera y miel.
“Mis padres carneaban dos veces al año -continúa Don Pedro. No sé cómo se las arreglaban para llevar a cabo todo el proceso con la ayuda de sus hijos solamente. Porque estábamos muy lejos de la colonia. Nadie, ningún amigo o pariente, estaba cerca para colaborar. Pero, sin embargo, nunca nos faltaron el chorizo, las morzillas, el jamón, el jabón casero. Mamá hacía manteca y quesos. Mis padres no compraban casi nada. Solamente harina, yerba, azúcar y alguna otra cosita más. Todo se hacía en casa. Con alegría. Mi padre sabía tocar la acordeón. De noche, si el cansancio lo permitía, después de cenar y leer la Biblia en familia, papá tocaba y todos cantábamos bajo la luz de un farol a kerosén, en la pequeña cocina de adobe, calentada por una cocina a leña, que se mantenía encendida con bosta de vaca. Bosta de vaca que juntaban en el campo, durante las tardes, mamá con mis hermanos menores.
"Tuve una hermosa infancia. Unos padres increíbles. Éramos felices y estábamos agradecidos a Dios por lo que teníamos. Nunca nos faltó nada" -concluye Don Pedro.

Investigación histórica y redacción: Julio César Melchior

domingo, 12 de julio de 2020

R.V. Show - Mi chica bombon

Album: Mi chica bombon - Volumen 04.
Bitrate: 192.
Tamaño del archivo: 75.0 Mb.
Caratulas: Frontral.
Año: -.

01- Mi chica bombon
02- Cuando me fui al baile
03- Mensaje al cuñado
04- Ya no eres chiquita
05- Ex enamorado
06- Nuestro amor prohibido
07- Si no vas a volver
08- Baile y cerveza
09- El vampy 
10- Me case con la rubia
11- Fritz y Frida
12- Oktober fest en 25 de mayo
13- Estoy enamorado
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domingo, 5 de julio de 2020

El abuelo les cuenta a sus nietos que tuvo una infancia muy feliz

-Abuelo, cómo fue tu infancia? -pregunta su nieto Mauro, sentado a su lado, comiendo galletitas de chocolate rellenas. Mamá siempre me cuenta que cuando ustedes eran chicos no había nada, solamente pobreza.
-No!, Mauro -contestó el abuelo. Éramos humildes, es verdad, pero no pobres. Nunca nos faltó un plato de comida ni tampoco nos faltó ropa para vestirnos decentemente. La abuela se las ingeniaba para cocinar rico con lo que había y ella misma cosía la ropa para todos. La comida elaborada con ingredientes austeros, es verdad, pero esos ingredientes eran aprovechados con sabiduría y cocinados sobre la cocina a leña, que buscábamos en el arroyo. "También comíamos pan casero horneado en el horno de barro. Era una época en que no sobraba nada y nuestras madres tenían que recurrir al ingenio para preparar todos los días una comida diferente con los mismos ingredientes, producidos mediante un trabajo, esfuerzo y sacrificio, que requería de una voluntad y un amor inquebrantables -continuó contando el abuelo.
"La mayoría de esos ingredientes -agregó-, se producían en el amplio fondo que poseían las viviendas, donde nuestros padres criaban todo tipo de aves domésticas, desde gallinas, patos, pavos y un sin fin de variedades plumíferas. Engordaban un cerdo para la carneada, tenían una vaca lechera, que les daba leche, manteca y queso, una huerta enorme, que era el punto de partida para elaborar chucrut, pepinos en conserva y varios embutidos más, abundante cantidad de árboles frutales que producían la fruta para cocinar dulces.



"Pero no crean, al escuchar esto, que nuestra infancia fue triste. No. Nuestra infancia no fue triste. Fue humilde, es cierto; pero no triste. Tampoco fuimos pobres. No tuvimos grandes lujos ni podíamos comprarnos las cosas que otras familias adineradas si podían; pero nunca nos faltó un plato de comida ni jamás pasamos hambre. Mamá cocinaba muy rico. Se las ingeniaba para preparar las comidas más sabrosas que pudieran existir. Con un poco de harina, levadura, agua, sal y verduras, se mandaba los Wückel Nudel más ricos del mundo. Mis hermanos y yo terminábamos limpiando el plato untándolo con pan, para no dejar ni rastros del menú. "Tanto nos gustaba lo que cocinaba mamá. Por eso repito: fuimos humildes; pero no pobres. Y en nuestra casa nunca faltó la alegría. Mamá hacía las cosas de la casa cantando y papá silbaba a toda hora mientras trabaja la tierra. Fuimos lo que se dice, una familia feliz" -remarcó el abuelo, orgulloso de pasado, mientras sus nietos Ruben y Mauro, que lo escuchan con mucha atención, miraban de reojo el celular, sin perderse un detalle de los mensajes que iban ingresando vía WhatsApp.
Ruben tenía doce años y Mauro había cumplido quince. Mientras su otra nieta, sentada un poco más lejos, tenía veinte, y se llamaba Lucía.
-Me gusta escucharte, abuelo -dijo Lucía sentándose más cerca del abuelo. Es tan lindo saber de cómo era la vida de ustedes. Mamá cuenta poco. Siempre se queja de que había mucha pobreza. Que no vale la pena recordar cosas tristes. Por eso yo estoy leyendo los libros "Lo que el tiempo se llevó de los alemanes del Volga" y "La infancia de los alemanes del Volga", de Julio César Melchior. Son muy buenos libros. Leyendo me estoy enterando de muchas cosas, abuelo.
El abuelo suspiró contento y orgulloso. Al menos uno de sus nietos se interesaba en su pasado. Porque lo que eran Rubén y Mauro, ya estaban en otra cosa, chateando con sus amigos virtuales, mirando la pantallita del celular.

Autor: Julio César Melchior

domingo, 28 de junio de 2020

Grupo Astral - Imparable acordeon vol 2 '2012'

Album: Imparable acordeon vol 2. 
Bitrate: 128.
Tamaño del archivo: 44.9 Mb.
Caratulas: Frontal y Trasera
Año: 2012
Sonido: Excelente.
01- En er mundo
02- Ilusion de mi vida
03- Castillos en el  aire
04- Nocturna
05 - 11- Ole Castañuelas - Tu malvom - Deci porque no queres - Abismo - El Superman - Siga el baile - El camdombe Sabalero
12- Galopando
13-14- Balada a una trompeta - Cancion del linyera
15- Polca tradicional
16- Tarantela napolitana
17- Pasodoble te quiero
18- Susurrando
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domingo, 21 de junio de 2020

Un típico hogar alemán del Volga

Cuando era niño en la colonia, vivía en una casa de adobe, con las paredes pintadas a la cal, y paja seca sobre el techo.
Había una cocina a leña antigua, una mesa larga de madera, mi madre amasaba Kreppel y mi padre trabajaba en el campo.



Mi hermana y yo jugábamos en el fondo de un patio inmenso, dónde el abuelo tenía una quinta y la abuela un pequeño gallinero.
También había árboles frutales, un galponcito de chapa, un chiquero con un cerdo, y una letrina, allá lejos.
Nada nos faltaba para comer, tampoco nada nos sobraba, éramos una familia feliz con lo que Dios nos había dado.


Autor: Julio César Melchior

domingo, 14 de junio de 2020

Pablo y su Grupo - El color de tus ojos '2018'

Album: El color de tus ojos. 
Bitrate: 128.
Tamaño del archivo: 42.9 Mb.
Caratulas: Frontal y Trasera
Año: 2018
Sonido: Excelente.
01- Si no es muy tarde
02- Siempre te voy a querer
03- El color de tus ojos
04- Seleccion vanerao
05- Me esta gustando
06- Seleccion de chamame
07- Xotes (en vivo)
08- Enganchado cervecero (Vivo)
09- Dime la verdad
10- Enganchado de bandinhas (Vivo)
11- Enganchado de sertanejos (Vivos)
12- Corridos
13- Millonario de amor
14- Y me quede suspirando
15- Isso nao e amor
16- Besos nuevos
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domingo, 7 de junio de 2020

La vida cotidiana de la abuela durante la cuarentena

La abuela recorre la casa desde temprano, corriendo cortinas, abriendo ventanas, ventilando las habitaciones, despertando a todo el mundo a desayunar, haciendo las camas inmediatamente, recogiendo ropa para lavar, llevándola afuera para arrojarla dentro de su enorme fuentón antiguo, de chapa, fabricado hace decenas de años por un vecino de la colonia que se daba maña para esos menesteres.
Luego regresa con un balde de agua, llenado en la bomba, un trapo de piso, y se dispone a lavar cada rincón de la vivienda, mientras sus hijos y los nietos, se sientan semidormidos, refunfuñando en secreto, a desayunar.


El reloj marca las siete de la mañana. Tardísimo para levantarse, según el criterio de la abuela, y tempranísimo, aún de madrugada, según opinión de sus hijos y nietos. Que no pueden comprender de dónde saca la abuela tanta energía y voluntad para levantarse, desayunar unos mates con pan, manteca y miel, y ponerse a trabajar enseguida en sus quehaceres domésticos. Que también incluyen preparar sabrosos platos tradicionales que heredó de su madre y esta, a su vez, de la suya, pasando por infinidad de generaciones, para el almuerzo y la cena. Sin olvidar los típicos Kreppel para la hora del mate.
Nada la saca de su rutina. Ni siquiera la cuarentena. Ella ama su hogar. Ella ama su vida. Ella es feliz con lo que es y con lo que tiene. Y aún en este momento que, pese a estar atravesando una situación de angustia, como le sucede a cada vecino de la colonia y a cada ser humano del mundo, ella es feliz porque puede disfrutar de todos sus seres queridos en casa, junto a ella, viviendo bajo el mismo techo, compartiendo la vida cotidiana en familia, como antes, cuando sus hijos eran niños. Porque para la abuela su hogar y su familia, es lo más importante. Porque la abuela es pura ternura, puro amor.

Autor: Julio César Melchior

domingo, 31 de mayo de 2020

Banda Musical Germanica '1994'

Album: Banda Musical Germanica . 
Bitrate: 128.
Tamaño del archivo: 42.9 Mb.
Caratulas: Frontal y Trasera
Año: 1994
Sonido: Excelente.
01 - Tanzen In Fest
02 - Suesse Klaenge
03 - Am Golf Fon Biskaia
04 - Moldaumadel
05 - Meu Luar
06 - Ach Ich Von Kussel
07 - Die Schoene Urlaubzeit
08 - Heimveh
09 - Pout Pourri Alemão
10 - Der Zauber
11 - Sterne In Der Heimat
12 - Doppel Adler
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domingo, 24 de mayo de 2020

Eran otros veranos, los veranos de nuestra niñez

Durante el verano, a las mañanas, bien temprano, con el amanecer, y al atardecer, junto con el sol que se iba a dormir en el horizonte, las madres y los niños de la casa, sin importar edad ni sexo, regaban la huerta, llevando y trayendo enormes baldes desde la bomba de agua hasta la quinta. Las verduras y hortalizas florecían y producían por doquiera. Había abundante cantidad de tomates, pepinos, zapallitos, lechuga, repollo, decenas y decenas de cosas ricas que mamá y la abuela transformaban en sabrosas comidas o ensaladas o en conservas y dulces que almacenaban en los sótanos para el invierno. Me acuerdo del dulce de zapallo y tomate, entre varios otros, que cocinaban sobre la cocina a leña y envasaban en frascos de todos los colores y tamaños que juntaban a lo largo del año para estos menesteres.




Los niños y las niñas ayudábamos sin quejarnos ni lamentarnos jamás. Para nosotros nunca representó un trabajo regar la quinta todas las mañanas y todas las tardes. Lo tomábamos como una obligación, es cierto, pero también como un juego, un momento en que todos los hermanos estábamos juntos, con mamá y, a veces, también con papá, riendo, conversando, en ocasiones haciendo travesuras, como arrojarnos un balde lleno de agua. Todavía la recuerdo a mamá retando a mi hermano porque me empapó o porque me puso el pié mientras corríamos hacia la bomba compitiendo para ver quién llegaba primero para sacar agua y volver a llenar el balde.
Eran otros veranos, los veranos de mi niñez. Iguales a los de muchos de ustedes que leyeron estas líneas… ¿No es cierto?

domingo, 17 de mayo de 2020

Neri Seeling - Al estilo de Pachacho - Vol 5 '2016'

Album: Al estilo de Pachacho. 
Bitrate: 128.
Tamaño del archivo: 38.9 Mb.
Caratulas: Frontal y Trasera
Año: 2016
Sonido: Excelente.
01- Al estilo de papacho
02- Fiesta Tirolesa
03- Maria llora en el Jardin
04- El gato Moro
05- De Fiesta en Zurich
06- Si no te hubiera visto
07- Polca popular
08- Atras del horno
09- Schottis tradicional
10- Rumbo a la llave
11- Paraje Loma sandia
12- La Felipera
13- Vals del Volga
14- Polca Linda
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domingo, 10 de mayo de 2020

La ropa remendada y los sueños perdidos de don Pedro

Llevaba en el pantalón dos grandes parches de tela, uno en cada pierna. Dos remiendos casi tan largos como la prenda que vestía y que doña Elisa había cosido con suma paciencia y aplicación, aprovechando un retazo de tela de color muy semejante. Por lo que el pantalón era de un color indefinido a causa de los múltiples lavados al que había sido objeto y los parches se destacaban por su tono impoluto.
Completaba su atuendo una camisa, también remendada aquí y allá, con algún parche de tela, recreando el mismo contraste entre colores avejentados por el uso y el color de la tela recién estrenada, como en el pantalón, y alpargatas agujereadas, en las que asomaban, curiosos, los dedos gordos del pie.



Era la vestimenta que don Pedro usaba para trabajar en el campo. Doña Elisa aprovechaba a lavarla los domingos, cuando su marido se cambiaba de ropa para asistir a misa. Durante esa jornada lucía un atuendo especialmente reservado para cumplir con los preceptos de adorar a Dios por la mañana, almorzar en familia durante el mediodía e ir de visita por las tardes, a visitar a sus suegros.
Don Pedro caminaba siguiendo la huella que el arado mancera, tirado por un caballo, abría en la tierra, en el potrero ubicado detrás de la vivienda, donde vivía junto con su esposa y sus nueve hijos.
Iba pensativo. Reconcentrado. Pensando que ya habían transcurrido más de veinte años desde el día que llegaron al lugar y comenzaron a fabricar los adobes para levantar el humilde rancho en el que todavía vivían. Un rancho que iba a ser su vivienda temporaria y terminó siendo su hogar definitivo. El trabajo para roturar la tierra virgen había llevado más tiempo del esperado, las tres primeras cosechas resultaron un fracaso muy duro para sobrellevar y los hijos habían llegado demasiado rápido y en demasiada cantidad.
También pensaba en sus padres y en sus hermanos, que permanecieron allá en el Volga, en la aldea, seguramente esperando una carta que nunca llegó, porque él no se atrevió a escribirles para contarles de su nostalgia, de su honda tristeza y de lo mal que lo pasó durante los primeros años. Incluso en la actualidad, siendo dueño de un pedazo de tierra, su situación no había cambiado demasiado. La última cosecha fracasó. La helada se la llevó. Y hacía meses que no llovía. La tierra, además de estar cada día más seca, se iba endureciendo como una piedra. Ya pronto sería inútil intentar arar. Sin arada no habría cosecha y sin cosecha, no habría futuro. Y don Pedro lo sabía.

Autor: Julio César Melchior.

domingo, 3 de mayo de 2020

Los Amigos Alemanes - Immer Lusting '2019'

 Los Amigos Alemanes es una banda dedicada mayormente a la música alemana, es de Aldea San Antonio - Depto. Gualeguaychu - Entre Ríos - Argentina.
Album:  Immer Lusting. 
Bitrate: 192.
Tamaño del archivo: 61.9 Mb.
Caratulas: Frontal y Trasera
Año: 2019
Sonido: Excelente.
 
01- Subite a mi carrito
02- Kome bole tance
03- Fiesta en zurich
04- Prisionero de tus brazos
05- La verbena
06- Carinito mio
07- Cortando adobes
08- Ruths Tuths
09- Pelota de cuero
10- Sacate la ropita
11- Si dijeras que si
12- Polka y cerveza
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domingo, 26 de abril de 2020

El adiós a la aldea natal

Guardó sus enseres de cocina en los baúles al igual que la ropa de cama y las prendas de vestir. Es imposible llevarlo todo. Sobran platos, vasos, ollas, mantas, sábanas. Tantos años ahorrando y cuidando las cosas. ¿Para qué? Para ahora terminar malvendiéndolas o regalándolas a las familias que no quieren, no pueden, o tienen temor de marcharse. Es muy poco lo que se puede cargar en el carro, menos aun lo que se va a poder subir al tren, y menos todavía lo que se va a poder llevar como equipaje al ascender y ocupar los diminutos espacios disponibles en el barco. Todo es así de injusto si se viaja entre en el pasaje que ocupan los que huyen del hambre, de las persecuciones, de las guerras, de la muerte, de los que son fáciles de estafar y engañar porque ya no tienen opciones.


La familia termina de cargar los baúles en el carro. La pareja asciende y se sienta en el pescante. Los niños dónde pueden. Todos están tristes. La mujer llora. El hombre mira el camino. Una larga distancia a recorrer los espera. Es duro el adiós y será doloroso el desarraigo y eterno el recuerdo. Jamás olvidarán la aldea, el río Volga y a sus familiares y amigos que los despiden con el alma desbordada de llanto.
El hombre agita las riendas, los caballos relinchan, y empiezan a andar. Lentamente la historia que escribió la familia en las aldeas del río Volga va quedando atrás. Los espera la Argentina.


 Autor: Julio César Melchior.

domingo, 19 de abril de 2020

El Dúo Alemán - A Toda Máquina '2018'

Album:  A Toda Máquina. 
Bitrate: 128.
Tamaño del archivo: 31.9 Mb.
Caratulas: Frontal
Año: 2018
Sonido: Excelente.
01- A la estancia La Silvia
02- Debajo del algarrobo
03- Peregrino y entrador
04- Homenaje a Héctor Schmidt
05- Die Wolgadeutsche
06- Dolor de una boda
07- El carretel
08- Die fest und land
09 - El gallo azul
10 - Cariño necio - Con tu permiso
11- La cola
12- Dale vieja dale
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domingo, 12 de abril de 2020

Homenaje a los alemanes del Volga de Entre Ríos

Llegaron del Volga con sus equipajes llenos de esperanza. Vinieron de la lejana tierra del zar.
Vestían prendas oscuras y sobrias a la moda de siglos pretéritos.  Lucían cabellos rubios y ojos celestes como el cielo. En las manos llevaban una Biblia y un rosario.  En los baúles traían materiales de labranza. Hablaban en alemán. Asombraron a todos. ¿Quiénes eran estos rusos que hablaban entre ellos en alemán y vestían de manera tan anacrónica?


Llegaron a la provincia de Entre Ríos a colonizar tierra virgen e indómita y con la ilusión de forjar los destinos de una nueva patria. Fundaron aldeas. Construyeron iglesias. Abrieron caminos.  Sembraron  valles y valles de trigo. Implantaron sus costumbres. Soñaron. Transformaron en realidad sus quimeras. Cosecharon.
El tiempo pasó. Llegaron los hijos. Luego los nietos. Las aldeas crecieron. Las familias se multiplicaron y echaron raíces, cuyos árboles dieron buenos frutos: médicos, abogados, maestros…
Entre Ríos comprende que sin ellos ya no sería Entre Ríos. En las venas de su historia social, económica y política, corre sangre de inmigrantes alemanes del Volga, esos mismos alemanes tímidos pero aguerridos para el trabajo, que un día arribaron de la lejana tierra de los zares para empezar una nueva vida. La provincia les debe mucho a estos entrerrianos de alemanes de cabellos rubios y ojos celestes. Les debe muchas páginas de su epopeya agraria y su grandeza agrícola.

domingo, 5 de abril de 2020

Fusion Volga - Conservando nuestras Raices '2018'

Album: Conservando nuestras Raices. 
Bitrate: 320.
Tamaño del archivo: 87.34 Mb.
Caratulas: Frontal y Trasera
Año: 2018
Sonido: Excelente.
01- Polcas enganchadas tradicionales
02- Vals de la nieve
03- Vagabundo de las montañas
04- Ay Jalisco
05- Pasodobles enganchados
06- Campeonato del baile
07- Polca Suiza - Polca feliz
08- Amante latino
09- Polka tradicional
10- Galleta Collera
11- Polcas enganchadas tradicionales 2
12- Un besito nada más
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domingo, 29 de marzo de 2020

Un pedazo de la aldea en el alma

Llevaba un pedacito de cielo de la aldea apretujado en el alma, escondido en la nostalgia de esos ojos iluminados con el color de las aguas del río Volga, el día que se casó en la colonia, en la Argentina, quince años después de haber emigrado de la aldea en que nació.
Aún llevaba impregnado el aroma de las estepas y el perfume de la primavera, cuando el deshielo da paso a las flores.


Tenía en la garganta apretado el adiós, hecho un nudo de tristeza, llanto y nostalgia.Los labios secos de tanto besar a su madre y a su oadre el día que se fue para no regresar jamás.
Nació a orillas del río Volga en Rusia, y se casó a orillas del arroyo Sauce Corto, en la Argentina.
No estaban presentes ni su padre ni madre.

Autor: Julio César Melchior

domingo, 22 de marzo de 2020

Zwei Lustige Musikanten Rodrigo e Anderson Volume 2

Album: Zwei Lustige Musikanten Rodrigo e Anderson Volume 2
Bitrate: 128.
Tamaño del archivo: 50.9 Mb.
Caratulas: Frontal
Año: -
Sonido: Excelente.
01- Wien Bleibt Wien
02- Xote do Mano
03- Sag Dankeschön Mit Roten Rosen
04- Mit Zwei Lustig Musikanten
05- Baião do Roland
06- Alle Mädchen Aus Die Stadt
07- Kannik
08- Lasca Fogo
09- Herr Shimidt,  Bruder Jackopp
10- O Que Tem a Rosa
11- Beijinho Doce
12- Piquinique Na Floresta
13- Baile Na Fazenda
14- Roten Rosen, Rote Lippen, Roter Wein 
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domingo, 15 de marzo de 2020

Recuerdos de nuestra infancia: Las pepitas de girasol

Cuando íbamos de visita a la casa de abuela, ella se tomaba tiempo para tostar semillas de girasol. Llenaba hasta desbordarla una enorme fuente y la introducía al horno de la cocina a leña. Luego de unos minutos la casa se impregnaba del olor característico del tostado de las semillas. De vez en cuando sacaba la fuente, revolvía su contenido, probaba alguna que otra semilla para comprobar si estaban crocantes y listas para ser comidas.



Una vez tostadas, abuela se sentaba a la mesa, junto a nosotros, sus nietos, que éramos aún muy pequeños para abrir las semillas de girasol con los dientes como hacían las personas mayores, y las pelaba una a una, con suma paciencia, sacando la pepita con los dedos.
Nosotros la mirábamos “trabajar” con ternura, esperando con ansias que el montón de pepitas creciera y abuela dijera: “Bueno… ¡Ahora se las pueden comer!” ¡Y vaya si las comíamos! ¡¡¡Las espolvoreábamos con mucha azúcar, revolvíamos el montón y a comer!

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