domingo, 26 de septiembre de 2021

Se acuerdan cuando al atardecer mamá nos mandaba a juntar los huevos?

Al atardecer mamá nos daba un balde y nos mandaba al gallinero a juntar los huevos del día que, generalmente, superaban las dos docenas. Una tarea que había que realizar con sumo respeto y cuidado. Porque no solamente teníamos terminantemente prohibido romper un huevo, aunque, a veces, accidentes no faltaban, sino que, también, debíamos evitar los picotazos de alguna gallina o clueca a la que no le gustaba para nada que le metiéramos mano al nido para hurtarle el huevo que había puesto con mucho esfuerzo y pretendía conservar a toda costa, aun sabiendo que tenía que mantener una reyerta con dos porfiados, tan porfiados, como mi hermano y yo, que podíamos llegar a hacer uso de estrategias bastante salvajes para alejarla del nido. En defensa de la pobre clueca, debo confesar que, más de una vez, la que nos sacó corriendo a picotazo limpio fue ella. Recogíamos los huevos un poco como un trabajo que era obligatorio realizar todos los atardeceres y, otro poco, jugando y llevando a cabo travesuras que nunca le contamos a nadie, ni siquiera a nuestros amigos.

 

  Nadie en su sano juicio se hubiera arriesgado a que algún alcahuete le fuera con el chisme a papá. Entonces sí que nos hubiéramos enfrentado a un juez severo, que siempre condenaba y aplicaba una buena tunda con la alpargata o el cinturón, según la gravedad del asunto en cuestión. Papá no perdonaba las travesuras y menos perdonaba que maltratáramos las aves domésticas proveedores del tan ansiado sustento diario. Porque no solo nos proveían de huevos sino también de carne. Pero nuestro compromiso y obligación con las gallinas y el bendito gallinero, era mucho más amplio. No solo teníamos que recoger los huevos sino que, una vez a la semana, era menester barrer todo el excremento que las aves depositaban durante sus largos encierros nocturnos al que eran confinadas para protegerlas de los zorros y otras alimañas que, con mucho gusto y placer, se las hubieran devorado. Sumado a esto, que ya era mucho para nosotros, una vez al mes teníamos que cambiar la paja sucia de los nidos por limpia, que había que recoger de los campos aledaños, guadaña en mano. Cómo verán, no éramos muy amigos de las gallinas y ellas tampoco de nosotros, pues, las ingratas, todavía tenían el orgullo y el tupé de considerarnos intrusos en su hogar, cuando nosotros todo lo que hacíamos era cumplir órdenes superiores y, al final de cuentas, éramos los únicos que manteníamos no solo su hogar limpio sino que también las protegíamos de las alimañas, que las acosaban hambrientas y deseosas de comérselas.

Autor: Julio César Melchior

domingo, 19 de septiembre de 2021

Die Dorfmusikanten - Grad So! '2008'

Son una Agrupacion de Santa Anita realizan musica alemana, temas tradicionales con ritmos de polcas, vals, schotis, etc. La banda esta integrada por: Benigno Kloster, Alejandro Kloster, Hernan Gerk, Juanmy Bertalán, Marcos Riedel, Fernando Jacob, Rosario Jacob y Cabeto Jacob .
Album: Grad So!
Bitrate: 128
Tamaño del archivo: 41.4 Mb
Caratulas: Ambas
Año: 2008

01- El casamiento de la Abuela.
02- Schone Polka.
03- Oh Isabela.
04- Para los nonos.
05- Don Francisco.
06- Guter Mond.
07- Krautsupp.
08- Ana Cathriñe.
09- Rutz tutz.
10- A un amigo de las breñas.
11- Polka.
12- Ich tat so gern eins trinken.
13- Stadltur.
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domingo, 12 de septiembre de 2021

Las mujeres alemanas del Volga: Símbolos de sacrifico y entrega

Las mujeres alemanas del Volga son el símbolo perfecto de un espíritu inquebrantable, que jamás se doblega frente a nada, que lucha frente a cualquier tipo de adversidad para superarla y continuar el camino. Ellas son el reflejo tangible de las mujeres pioneras que junto al colono abrieron el surco del arado en la tierra para sembrar la semilla del trigo que transformó a la Argentina en el granero del mundo. Ellas acompañaron al hombre, codo a codo, que transformó la pampa argentina en una tierra productiva.  


 Ellas levantaron su hogar no solamente en las colonias o aldeas sino también a la intemperie del campo, donde guarecidas bajo una humilde casita de adobe criaron a sus hijos horneando pan en el horno de barro, sacando agua de una bomba o de un molino, lavando la ropa con o sin heladas, con agua fría, las manos y el rostro curtidos por soportar estoicas la tierra y el viento, el sol y la lluvia, el tórrido sol del verano y la helada escarcha del invierno. Firmes en sus creencias y convicciones, devotas de Dios, seguras de sí mismas, dependían del hombre sin embargo porque la sociedad en la que nacían, se criaban y desarrollaban sus vidas estaba regida por una fuerte cultura patriarcal, que les impedía tomar sus propias decisiones pese a su enorme inteligencia y capacidad para salir adelante siempre, para educar a sus hijos, para hacer de este mundo un mundo mejor del que ellas encontraron cuando nacieron.

Autor: Julio César Melchior

domingo, 5 de septiembre de 2021

Los Tres Inmigrantes - Immer Lustig '2002'

Comienzan su actividad artistica en el mes de setiembre de 1999, ubicados en la localidad de Hurlingham. (Prov. de Buenos Aires). Éste conjunto se dedica principalmente a la música alemana tradicional con ritmos como: polkas, marchas, valses, schottis, etc; también interpretan otros estilos musicales abarcando a las diferentes colectividades que se encuentran en el país (italianos, españoles, eslovenos, suizos, polacos, etc.). Éstos ritmos son pasodobles, tarantelas, fox-trot, como asi también estilos de nuestro país, chamamés, rancheras, cumbias, cuartetos, etc.
Album: Inmer Lustig
Bitrate: 128
Tamaño del archivo: 29.4 Mb
Caratulas: Ambas
Año: 2002
 
01- Sacudiendo la Matratz.
02- Alegres campesinos.
03- Zilertaller Hokzeitmarsch.
04- Studio Auf Ein Reis.
05- Trink bruderlein trink.
06- Todos los domingos.
07- Polka Alegre.
08- Inmer lustig.
09- Viva España.
10- Einmals geths noch.
11- Clavelitos.
12- Der Froligh wandersman.
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