domingo, 30 de enero de 2022

Las madres alemanas del Volga

 “En la época de nuestros padres, la gente se casaba muy joven; el hombre a los veinte años, y la niña con apenas diez y siete”, escribe el Padre José Brendel recordando los primeros años de las colonias alemanas de la Argentina. La mujer era la dueña de casa en todo el real sentido de la palabra. El hogar era su pequeño reino –y el único-, en que nada se hacía sin ella, y en que todo iba sincronizado alrededor de su mandato y voluntad. La mujer, era la cohesión de todo aquello. Y una vez que llegaban los hijos, ellos eran el incentivo para el trabajo. Los romanticismos no contaban… sino en las leyendas de príncipes, que leían con tanta fruición y les contaban luego a sus niños.


 El joven que solicitaba con un solemne ritual la mano de una muchacha, sabía que no podría ofrecerle ni riquezas ni más comodidades que las comunes, fuera de sus brazos fuertes de labrador, y de su espíritu de trabajo; y ambos, de común acuerdo, enfrentaban la vida como viniera, sin hacerle preguntas, sabiendo lo que querían del futuro, y sacrificándose sin titubeos, para conquistarlo. Y una vez que llegaban los hijos, ellos eran el mejor incentivo para el trabajo. Los romanticismos no contaban . . . sino en las leyendas de príncipes, que leían con tanta fruición y les contaban luego a sus niños. A eso hay que añadir como en el caso de los fundadores de las colonias, que apenas casados, iniciaban el gran viaje por mares y tierras en busca de la felicidad y de un terruño en que pudieran vivir con sus hijos.
Y una vez que llegaban los hijos –rememora el Padre Brendel-, ellos eran el incentivo para el trabajo.
El hogar era su pequeño reino –y el único-, en que nada se hacía sin ella, y en que todo iba sincronizado alrededor de su mandato y voluntad. La mujer, era la cohesión de todo aquello.
Una vez que sus hijas eran mayores, ellas colaboraban activamente en los trabajos, aprendiendo la conducción del hogar de la mejor de las maestras: su madre. En las colonias no se concebía una muchacha casadera, que no supiera cocinar, y conducir una casa. Ningún hombre hubiese mirado a una muchacha así.
Por eso también, los hogares de los alemanes del Volga, eran alegres y felices –sostiene el Padre Brendel-, tanto en la presentación prolija de las habitaciones y dependencias, como en el rostro de sus gentes.
Para comprender mejor la importancia de la madre en el hogar, referiré una anécdota: un señor a quien se le había muerto la esposa, a cuya ausencia no podía acostumbrarse, me dijo un día, en confidencia: "Nunca hubiera creído, que ella era el lazo de unión de mi familia... Ella tan pequeñita y menuda, que hablaba tan poco, era la cohesión de todo, con su gran corazón... y desde que se fue todo se vino abajo... Ella se lo llevó todo. Y pensar, que yo creía que sobre mis hombros descansaba la unión de mi hogar... ¡Iluso de mí!".
Otro detalle ilustrativo de las madres de los alemanes del Volga, son las viejas y amarillentas fotografías de antaño: los cuadros de familia. Allí está ella, rodeada de la corona de los suyos, llevando bien visible entre sus manos el rosario y su libro de Misa...
Sobre sus rodillas se aprendía entre balbuceos el primer Ave María, y la torpeza de los bracitos infantiles dibujó por primera vez el signo indeciso de la Cruz. Antes de que la familia se entregara al reposo, la madre se aseguraba de que todos habían hecho su oración.
Los mayores en silencio, y los más pequeños, cantando su oración en alta voz, bajo la atenta supervisión de la mamá. Y cuando ya todo el mundo se había acostado, pasaba ella por las habitaciones, rociando cosas y personas con agua bendita y pidiéndole a Dios nos librara del mal.
Durante mi vida de estudiante y de sacerdote –cuenta el Padre Brendel-, jamás llegué a mi casa, sin encontrar a mi anciana madre esperándome junto al portón de entrada de la finca. Desde lejos divisaba su batita blanca, y sabía que me estaba aguardando con cada auto que pasaba por la calle. La bata de mi madre era para mí como la bandera de llegada de todas las esperanzas. Y así, años y años de ansias de llegar, y de bata blanca de espera, hasta que llegó el día, en que al regresar, el portón estaba sólo, tan solo, como si le faltara toda mi infancia y juventud... y toda mi vida. 

Autor: Julio César Melchior

domingo, 23 de enero de 2022

Die Dorfmusikanten - Die Hochzeit '2007'

Album: Die Hochzeit.
Bitrate: 128.
Tamaño del archivo: 56.7 Mb.
Caratulas: Frontal y Trasera. 
Año: 2007.
 
01- Campanas templo de Santa Anita - Polka tradicional.
02- La graciosa.
03- Para que bailen los novios.
04- Sueño de mis abuelos.
05- Casamiento en Santa Anita.
06- Die Marie und die kreit.
07- Rey Acasona.
08- Polkita tradicional.
09- Singt wit frolichem gemute.
10- Preparando la Fiesta.
11- Amaneciendo en la carpa.
12- Don Luis.
13- Polca de los Henkel.
14- Die Apfelchen.
15- Sacando miel sin careta.
16- Ranchera.
17- Por que volviste....eh!.
18- Seid Lustig und Frohlich.
Descargar

domingo, 16 de enero de 2022

La abuela nunca dejaba de hacer quinta

La abuela tuvo huerta a lo largo de toda su vida y a lo largo de todo el año. Sembraba sus propios almácigos, trasplantaba sus propios plantines, renovando cada año las semillas, lo que le aseguraba una buena cosecha y una abundante producción año tras años.
Teníamos de todo. Desde perejil, cebollines, apio, hasta una abundante cantidad de cebollas y ajo, que cosechaba y tejía en ristras para colgar en los tirantes del Schepie, para utilizar durante todas las estaciones del año.

 Abuela nunca se quedaba sin verduras ni hortalizas. Tanto en la huerta como en el Schepie. Antes de comenzar a cocinar, pasaba por la quinta a sacar zanahorias y todo lo que necesitaba para elaborar un sabroso tuco. De la misma manera que en el Schepie tenía estibados ajo, cebollas, papas, pepinos en conserva, chucrut, dulces de tomate, zapallo y todo tipo de conservas y encurtidos, que eran la delicia de la familia.
Cuando joven, la huerta la hacía con sus hijos. Todos ayudaban a carpir, regar y mantener limpia la quinta. De grande, jubilada ya, y con todos los hijos casados, el trabajo lo compartía con su marido, el compañero de toda la vida. Y siendo viuda, continuó sola. Hasta una edad muy avanzada. Porque nada la doblegaba. Tenía un espíritu y una voluntad de hierro. Abuela era admirable. Y sus comidas, preparadas a base de los productos que ella misma sembraba y cosechaba en su huerta, eran riquísimas. Inolvidables. Por eso, las rescato a todas en mi libro "La gastronomía de los alemanes del Volga". De la misma manera que rescato la vida de todas las abuelas, en mi libro "La vida privada de la mujer alemana del Volga".
La abuela, como todas las abuelas, era una mujer única e inolvidable. Una mujer que debe quedar en la historia. Porque forma parte de nuestra historia. Y porque su legado debe trascender el tiempo y el olvido.

Autor: Julio César Melchior

domingo, 9 de enero de 2022

Os 3 Xirus - Espetacular! '1970'

Album: Espetacular!
Bitrate: 128.
Tamaño del archivo: 32.9 Mb.
Caratulas: Frontal y Trasera
Año:  1970
Sonido: Excelente.

01- Mariazinha
02- Baile da Picada
03- Saudação ao Paraná
04- Gaúcho Malandro
05- Sonho Desfeito
06- Mágoa de Fazendeiro
07- Tratado de Casamento
08- Saudade
09- De São Sepé a Tupã
10- Os 3 Xirus no Fandango
11- Contando a Verdade
12- Feliz Aniversário Mamãe
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domingo, 2 de enero de 2022

10 Años

 El 01/01/2011, se inicio este blog, deseoso de compartir mi pasión por la Música de los alemanes. Hace ya diez años publiqué la primera publicacion . Compartiendo materiales musicales del volga, suizo, historias de los grupos y otras historias




Les quería agradecer a todos los colaboradores y la gente que visita este humilde espacio, en estos 10 años le agradezco a todos por el apoyo y la gran colaboración de nuestros colaboradores no fuera posible seguir con este blog.

Esperemos seguir con el blog muchos mas años, gracias a Todos por visitar colaborar con nuestro espacio



Para compartir algun material musica, historias, videos a nuestro correo es musicadelvolgayalgomas@yahoo.com.ar


GRACIAS!!!!

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