domingo, 28 de julio de 2019

Los Gringos del Volga - Recorriendo Caminos '2018'

Album: Recorriendo Caminos. 
Bitrate: 128.
Tamaño del archivo: 33.9 Mb.
Caratulas: Frontal y Trasera
Año: 2018
Sonido: Excelente.
01- Musiqueando en el quincho
02- Corrido popular
03- Ritmo de valseado
04- Al ballet Corazoncito del Volga
05- Detrás del horno
06- Viejita llevame a casa
07- Ladrillo bayo
08- Ritmo de vanerón
09- Schöne Fest
10- La jota cordobesa
11- Recorriendo caminos
12- A la tierra de la yerba
13- Vals tradicional
14- Polka rusa
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Agradecimiento Especial a Leandro  Dieser  por compartir esta material

domingo, 21 de julio de 2019

¿No todos los niños tuvieron la dicha de tener un triciclo en las colonias de antaño?

No todos los padres podían darse el lujo de comprarle un triciclo a su hijo. El dinero que ganaban trabajando en las tareas rurales como peón, incluso arrendando o como propietarios de unas pocas hectáreas, era escaso y la cantidad de hijos casi siempre superaba la media docena o, a muchas veces, la docena. Lo que solamente permitía satisfacer las necesidades básicas, apoyándose en huertas, carneadas, un sótano repleto de dulces, conservas y encurtidos, y una muda de ropa para los días de trabajo y otra para asistir a misa los domingos. No había manera de que sobrara un poco de dinero para utilizarlo en otros menesteres, por más planes de ahorro que se aplicaran. Ni que hablar de comprar algún artículo que no fuera absolutamente imprescindible como, por ejemplo, juguetes para los niños. Ellos tenían que conformarse con los que había o si no recurrir a su ingenio para fabricarlos.


No obstante esto, había padres, pocos, que sí podían darse el lujo de comprarle un triciclo a sus hijos. Eran los que poseían una posición económica más holgada, porque eran dueños de varias hectáreas de campo, lo que les permitía obtener un importante rédito económico con la cosecha de trigo y girasol, como asimismo con la venta de vacunos y lanares. Estos les regalaban a sus hijos triciclos nuevos, relucientes, para la fiesta de reyes o para el día de su santo. Desencadenando la admiración en los demás niños de las colonias, que veían a sus compañeritos de escuela montados en sus triciclos, recorriendo la galería de la amplia casa o el patio, bajo la sombra de los árboles frutales, disfrutando la bendición de ser los hijos de las familias más pudientes de la localidad.
Pero no todo concluía ahí. Porque también había padres muy humildes que, a costa de mucho trabajo, ahorro y sacrificio, lograban reunir dinero necesario para adquirir aunque más no sea un triciclo usado y obsequiárselo a sus hijos. Lo mismo que existían otros padres que, con mucho ingenio, fabricaban uno imitando al original. Y, si bien es cierto, que el resultado, a veces, distaba bastante de ser perfecto, el vehículo de tres ruedas terminaba siendo la felicidad de los niños, porque, por aquellos años, los pequeños se conformaban con lo que sus progenitores podían obsequiarles. La premisa básica no era tener el mejor triciclo sino ser un buen niño, un mejor hijo y una persona de bien.

Julio César Melchior

domingo, 14 de julio de 2019

Chicos Mentados - Recorriendo Misiones '2012'

Album: Recorriendo Misiones
Bitrate: 192.
Tamaño del archivo: 72.9 Mb.
Caratulas: Frontal
Año: 2012
Sonido: Excelente.
01- Recorriendo Misiones
02- Si Te Hubieras Casado
03- Casinha do Toto
04- El Puentecito de la Picada
05- El Rock y Amanecer Campero
06- Casa das Tias
07- Cerveza Música y Amor
08- Abriendo Zurcos
09- Os Atuais
10- Guitarras Tequilas y Cantos
11- Ojitos Azules
12- Telefone
13- Motivo y Razón
14- A los Bailarines
15- Pasito Tirolés
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domingo, 7 de julio de 2019

La dura vida de un alemán del Volga

"La pobreza te enseña a valorar lo que tenés"- sentencia Ignacio Kloberdanz recordando su pasado.
"Aprendí que todas las comidas son ricas, que no se debe tirar ni una miga de pan, que, a veces, un solo huevo es suficiente para mitigar el hambre después de haber estado dos días sin comer" sostiene.
Cenar a las cinco en invierno, porque ni siquiera teníamos una lámpara a kerosén, cuando era niño, fue habitual. Cenar e irse a dormir. Tiritar de frío porque no había leña para hacer fuego ni cobija suficiente para taparse.
"Desayunar té aguado y después ir a la escuela. Casi descalzo. La ropa remendada. Estar en penitencia todos los días. Vivir con hambre. Esa fue mi niñez" confiesa.
Nada de juguetes. Nada de tiempo para jugar. Trabajar y trabajar. Desde los siete años ayudando a mamá y a papá. Finalmente me mandaron a trabajar al campo de un amigo del patrón de mi padre. Tenía diez años y estuve seis meses sin ver a mi familia.





A los diecisiete mi padre me dijo que ya era tiempo de elegir una mujer y casarme y tener hijos. Así lo hice: me casé y tuve once hijos. Y otra vez la pobreza. Ni siquiera llegué a tener casa. Vivimos en un rancho de adobe con cocina y una habitación. La letrina estaba a treinta metros. Mis hijos crecieron y el hambre los fue echando.
Pasaron los años. Transcurrió la vida. Ignacio Kloberdanz casó a todos sus hijos. La mayoría se fue lejos. En el 2006 enviudó. En el 2009 uno de sus hijos lo llevó a la Capital. En el 2012 regresó por última vez a la colonia. Fue agosto cuando dejó grabadas estas palabras. Y en el mes de septiembre falleció.
"Trabajé toda mi vida. Para ayudar a la numerosa familia de mis padres. Y para criar a mis hijos"- concluyó a modo de síntesis. "Esa fue mi vida".

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