domingo, 29 de agosto de 2021

La inolvidable cocina a leña de mi infancia

 La cocina a leña de mi hogar materno tenía aromas de todos los sabores y colores, palpitaba sobre su corazón de bosta de vaca a modo de leña produciendo llamas, el freír de Kreppel, y comidas tales como Kleis, Wickelnudel, Maultasche y Varenick, entras otras muchas variedades, mientras que en su interior, en el horno de hierro, se horneaban el Füllsen, los Dünne Kuchen… y otras recetas culinarias que mamá heredó de la abuela y esta de la suya y así de generación en generación, iniciando la secuencia histórica en Alemania, continuándola a orillas del Río Volga, hasta llegar a la Argentina.
La cocina a leña de mi hogar materno me abrigó el alma en mis primeros juegos infantiles, jugando a los caballitos y vaquitas con los Koser, cerca de su calor, de su espíritu alimentado con Blatter (bosta) que mamá y papá juntaban en el campo y ponían a secar durante el verano. También me acompañó en las noches de invierno en que mamá me enseñaba las primeras letras que nos daban como tarea las maestras: todavía parece que la oigo leer “mi mamá me ama”, una de las clásicas lecturas de primer grado que todos aprendimos al iniciar la escuela primaria.

La cocina a leña de mi hogar materno me acompañó en mis sueños de adolescente, enfrascado a duelo con los problemas de matemáticas, en las dudas lingüísticas del inglés, y la constante rebeldía de las hojas de doce columnas de contabilidad. También, junto a ella, y a solas, lloré las primeras lágrimas de amor, acongojado y triste porque la niña que amaba parecía no querer darse cuenta de que me moría de amor por ella, un amor platónico que se apagó con los años, como el fuego de la cocina.
La cocina a leña de mi hogar materno un día desapareció bajo las sacrílegas manos del progreso, que la cambió por una cocina a gas moderna, reluciente y más práctica. “Es más limpia, no genera ceniza; ni ensucia las paredes con hollín...”, justificaron las mujeres y aceptaron los hombres. Y un día la cocina “desapareció”. Y con ella un conjunto enorme de mis recuerdos personales, que nunca volveré a vivir, ni a recordar mirando con nostalgia la antigua cocina a leña de mi hogar materno, que fue vendida y, seguramente, está tirada vaya a saber en qué rincón de alguna chacarita donde se tiran los trastos viejos que no le sirven a nadie.

Autor: Julio César Melchior

domingo, 22 de agosto de 2021

Revelación Alemana - Tu Grupo Amigo '2020'

 Album: Tu Grupo Amigo
Bitrate: 192. 
Tamaño del archivo: 90.8 Mb. 
Caratulas: Frontal  y Trasera
Año: 2020
Sonido: Excelente.

01- Tu Grupo Amigo
02- Polca de los Acordeones
03- Brindemos Felices
04- Los Músicos
05- Bonita Hechicera
06- Te Quiero Entrar Esta Noche
07- La Sonrisa de Mama
08- Polca Tradicional - Polca de Dos Centavos
09- Corazón de Lujo
10- Directo al Corazón
11- Como Baila la Nona
12- Vení Baila Tarantela
13- Shottis del Horizonte
14- Ramírez Mi Ciudad
Descargar 

Agradecimiento Especial a Ruben Abel Eichhorn de General Ramirez  por compartir esta material

domingo, 15 de agosto de 2021

La sorpresa de papá

Eran las ocho de la mañana cuando el padre se levantó de la cama, luego de haber estado trabajando en la computadora hasta la medianoche. La pandemia había trastocado todos sus horarios y sus costumbres cotidianas. Grande fue su sorpresa cuando, con el mate ya en la mano, salió al patio. La luz amarillenta y tenue del amanecer iluminaba una escena que lo transportó inmediatamente a su infancia. Lo que vio fue increíble para él. Tan increíble como increíble e ilógica era la pandemia. Que sus tres hijos, dos varones y una niña, de entre siete y diez años, estuvieran levantados a esa hora de la madrugada, era algo insólito. Y aún más insólito le resultó descubrir lo que estaban haciendo.  

 La niña había dibujado sobre el cemento una rayuela, medio desprolija, desalineada y difícil de entender, es cierto, para el que quisiera saltar sobre ella, yendo de recuadro en recuadro, hasta llegar al cielo. Uno de los varones, muy serio y profundamente concentrado, jugaba a la payana. Lanzando, de vez en cuando, algún grito desaforado y casi fuera de contexto, porque, a raíz de su falta de destreza para lanzar las piedras al aire, alguna que otra le caía en la cabeza o sobre los deditos. Por último, el otro varón, bien alejado de sus hermanos, estaba, o mejor dicho, intentaba, con suma paciencia, construir un carrito. ¿De dónde habrá sacado las maderas -se preguntó el padre? ¿Y los clavos, el martillo y las demás cosas que tiene ahí? Y aunque no tenía forma de saber sabía si su hijo iba a lograr o no darle forma al carro que estaba en vías de realización, de lo que sí estaba convencido era que los martillazos que pegaba se debían estar escuchando en toda la cuadra y que seguramente iban a dejar alguna marca sobre la vereda de mosaicos, donde estaba trabajando el niño. Estupefacto, dio media vuelta, sin decir una sola palabra, pensando en su propia niñez en la colonia, en sus padres y en sus amigos que quedaron allá. Se dirigió a la cocina, meditabundo, hundido en sus propios pensamientos, y se cebó otro mate para llevárselo a su esposa que continuaba en la cama. Al ingresar a la habitación, su esposa se incorporó para recibir el primer mate de la mañana.  
-Qué te pasa, querido?
-Porque tenés esa cara?
-¿Pasó algo?
-¿Está todo bien?
-Es que no puedo creer lo que vi. Salir al patio y encontrarme con nuestros hijos no solamente sin discutir ni pelear entre ellos, sino que cada uno esté inmerso en sus respectivas actividades, ¡y no vas a creer que actividades!, es algo inaudito. Tendrías que ver en lo que andan. Ni siquiera el abuelo lo creería. Una jugando a la rayuela, el otro jugando a la payana y el otro haciendo de carpintero, fabricando lo que parece un carro. No entiendo nada.  
-Ahhhh!!! Era eso -exclamó la mujer.  
-¿Cómo era eso? ¿Y te parece poco? -preguntó el hombre todavía más sorprendido, intuyendo que su propia esposa y sus hijos andaban en algún secreto que él ignoraba por completo.  
-¡Claro, querido! ¿Te acordás que ayer les compré un libro?  
- Sí -respondió el hombre. ¿Y eso que tiene que ver?  
-¿Cómo que tiene que ver? Todo tiene que ver. ¿ Qué pasa si yo te digo que el libro se llama La infancia de los alemanes del Volga, el que escribió Julio César Melchior? ¿A qué te remite ese título?  
-Ahora entiendo -murmuró el hombre.
-Es evidente –dijo la mujer-, que a nuestros hijos les fascinó el contenido del libro. ¿No te parece?

  Autor: Julio César Melchior

domingo, 8 de agosto de 2021

Grupo Blumenhaus - Bellos Tiempos '2006'

Blumenhaus de origen alemán, este es el sustantivo compuesto significa "Casa de flores" y da al nombre del grupo, creado por su Director Luis C. Kriger. El grupo integra diversos ritmos, siendo representativo de la musica de los alemanes inmigrantes preferentemente. Presentamos uno de los ultimos trabajo del grupo llamado Bellos tiempos destacandose los temas "Waldeslust", "El baile tirules" y un homenaje a los Nuevos Waigandt en sus 20 años de trayectoria y otros: 
Album: Bellos Tiempos
Bitrate: 128
Tamaño del archivo: 45.4 Mb
Caratulas: Ambas
Año: 2006
  
01-  Bailando en la aldea Salto.
02- Waldeslust.
03- El baile Tirules.
04- La caprichosa.
05- Corazoncito Querendon.
06- Bellos tiempos.
07- Barrelito de Cerveza.
08- Los Nuevos Waigandt, 20 años.
09- Seleccion de Polkas ( El lustrador de Botas - El cepillo de lustrar).
10- En Munich hay una cerveceria.
11- Wein Polka.
12- Hay un ruidito en la Linea.
13- Nun ade, du mein libe heimatland.
Descargar

domingo, 1 de agosto de 2021

Los chorizos al horno eran un clásico del invierno

Los chorizos al horno, acompañados o no de papas, eran un clásico de los gélidos días de invierno, tanto al mediodía como a la noche. Su aroma era característico mientras se horneaba en los hornos de la cocina a leña y mamá preparaba una amplia variedad de ensaladas. Era una época de chorizos caseros elaborados en las típicas carneadas familiares. Tanto era así, que no había casa en la colonia o aldea, donde no hubiera chorizos colgados en los tirantes del sótano, Schepie o algún lugar fresco de la casa.
 

Esta comida iba acompañada, como ya dijimos, de una amplia variedad de ensaladas y también de otros platos que mamá o la abuela elaboraban especialmente para la ocasión. Como así también el clásico pan casero. Infaltable en todo hogar y en toda mesa de los alemanes del Volga.

  Autor: Julio César Melchior

 

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