domingo, 25 de agosto de 2019

Ritmo Inmigrante - Musiqueando en Santa Anita '2017'

Este grupo de Santa Anita, si primer material discografico llamado "Musiqueando en Santa Anita" cuyos integrantes son Fernado Kraneviter en Acordeon, Fabian Her guitarra y voz, Leandro Mathey Doret en Bajo y Juan Domé en BateriaI.
Album: Musiqueando en Santa Anita. 
Bitrate: 128.
Tamaño del archivo: 38.9 Mb.
Caratulas: Frontal y Trasera
Año: 2017
Sonido: Excelente.

01- Bienvenidos los novios
02- Viejita llevame a casa
03- Polka tradicional
04- Musiqueando en Santa Anita
05- El tirabuzón
06- El cepillo
07- Anna Kathriñe
08- Gauchito guaraní
09- El galpón
10- Die Marie und die Kreit
11- Hupsnpolka
12- Drei ratzen, drei katzen
13- Galleta Collera - El gato moro
14- Die mit den roten rock
15- Vals tradicional
16- Puerto Tirol
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domingo, 18 de agosto de 2019

Anochecer en las colonias alemanas del Volga de 1920

Es la hora en que el sol se inclina a dormir detrás de las sierras, dejando en libertad millones de luciérnagas que comienzan a poblar el cielo en forma de estrellas. Surge una aquí, otra más allá, tejiendo un reino de constelaciones que deja escrito en el firmamento los deseos que los colonos le solicitan a la luna llena que también emerge en el horizonte, redonda, color de oro, como hostia divina.
Las viviendas se iluminan. Lentamente las ventanas dejan ver la luz de los faroles, de las lámparas a kerosén, de las velas, y la noche de la colonia se puebla de acallados susurros, entre los que se descifran las voces de los niños que aún juegan en las calles, de los hombres que dejan libres los caballos, luego de un arduo día de trabajo; de las mujeres que empiezan a preparar la cena. Algunos colonos conversan intercambiando opiniones. Otros meditan. Otros recuerdan la aldea lejana, allá lejos, en el Volga.





Y llega la noche. El aire se perfuma de rocío. Mientras la colonia se sumerge en un silencio casi total. Las calles están vacías. Oscuras. Sólo se escucha, de vez en cuando, el relincho de algún caballo o ladridos de perros, que se pierden en la lontananza del campo suarense. Las chimeneas de las viviendas suspiran su humo, en negras nubes de hollín.
Los colonos se aprestan a iniciar la noche. Se sentarán a la mesa. El padre de familia rezará una oración, agradeciendo a Dios la cena; después cenarán… Luego tal vez salgan a visitar a un familiar o amigo; a jugar a los naipes; a cantar antiguas canciones que los emocionarán hasta las lágrimas; o simplemente charlarán sobre los tiempos que se fueron y los que vendrán; o hablarán de la tarea realizada en la chacra… O permanecerán en silencio, reflexionando. Hasta que alguien diga: “es hora de dormir, mañana será otro día”. Y todos se irán a la cama pensando en la dura labor que les espera mañana. (Autor: Julio César Melchior).

domingo, 11 de agosto de 2019

Milo y Su Conjunto - Que Bonitos Ojos '2009'

Integrantes Emilio Blum (Milo) en acordeon, José Escudero en guitarra y voz, y Rubén Eichhorn en Piano, percusion y voz
Album: Que Bonitos Ojos. 
Bitrate: 128.
Tamaño del archivo: 37.9 Mb.
Caratulas: Frontal y Trasera
Año: 2009
Sonido: Excelente.

01- Que bonitos ojos
02- Casamiento en Villa clara.
03- Camino a Lindenau.
04- Magnolia triste.
05- El gateau.
06- Dama española.
07- Linda es la juventud.
08- El dominguero.
09- Detras del horno.
10- Drei wochen vor ostern.
11- Por llegar a San Javier
12- Seca tus lagrimas.
13- Como baila la nona
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Agradecimiento Especial a Ruben Abel Eichhorn de General Ramirez  por compartir esta material

domingo, 4 de agosto de 2019

Don Pedro recuerda su infancia en la colonia de antaño

Hacía una hora que habían terminado de almorzar. La colonia estaba en silencio. Los niños seguramente estarían en la pileta del club o en el arroyo, disfrutando del verano. En los tiempos modernos que corren ya ningún padre obligaba a sus hijos a dormir la siesta.
Don Pedro llevó una silla bajo el nogal y se sentó. También llevaba un libro.
Miró hacia la huerta. Las plantas de tomates florecían. Algún pájaro atrevido picoteaba la lechuga. Más allá, los frutales exhibían sus ciruelas y sus manzanas. La casa estaba en silencio. Don Pedro era viudo y vivía solo desde hacía cinco años.


Miró la tapa del libro: un grupo de niños con juegos tradicionales parecían mirarlo desde el pasado e invitarlo a jugar los juegos que jugó cuando fue niño igual que ellos.
Una profunda nostalgia anidó en su alma. Recordó a su madre, muerta hacía tantos años que ya ni sabía cuántos, a sus hermanos y a sus primos, los amigos, la escuela primaria…
Los ojos se le llenaron de lágrimas. La vida había pasado tan rápido.
Abrió el libro y, antes de empezar a leer, lo ojeó. Y un universo casi olvidado renació en su memoria, junto a decenas de vivencias, remembranzas de personas y lugares que ya casi no existían comenzaron a surgir como si nunca se hubieran ido. El libro traía al presente la niñez en la colonia de antaño. Rescataba al Pelznickel, al Christkindie, las tradicionales celebraciones de Navidad y de Año Nuevo, la manera de educar de los padres, la severidad de las maestras de entonces y sus métodos de enseñanza, canciones infantiles… Don Pedro, desbordado por la emoción, tarareó: Tros, tros, trillie, der Bauer ot ain Fillie…”.
El libro que tenía en sus manos era “La infancia de los alemanes del Volga”, del escritor Julio César Melchior. (Autor: Julio César Melchior).

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