domingo, 31 de marzo de 2019

Un domingo en familia en la colonia

Sobre la cocina a leña varias ollas exhalan vapores y aromas disímiles. El fuego, su interior, crepita. Abuela abre la puerta del horno, observa la fuente en la que descansa un lechón rodeado de papas, da unos pinchazos aquí y allá con el tenedor, para finalmente decidir que todavía le falta un poco. Luego toma una cuchara de madera y revuelve el contenido de una cacerola. Se nota a primera vista que sabe lo que hace. No necesita ninguna receta escrita. Todo lo lleva grabado en su memoria. Tampoco necesita balanza para pesar los ingredientes, sus manos y sus cálculos siempre resultan perfectos.
Es domingo, día de reunión familiar. Primero asistir a misa, a las diez de la mañana, en la iglesia de la colonia, después todos a almorzar a casa de abuela. Los hijos, nueras, nietos. Un universo de personas que se sentarán en torno de la larga mesa familiar, con abuelo presidiendo la cabecera. Hablarán todos a la vez. Habrá recuerdos. Anécdotas. Risas. Alguna lágrima. Y después, si abuelo si tiene ganas y el cuerpo le da, aparecerá el acordeón y surgirán las canciones alemanas.





Abuela vuelve a revolver el contenido de la olla con la cuchara de madera.  La coloca sobre la mesa y se acerca a la ventana para observar si ve gente en la calle, retornando de la iglesia. No ve a nadie. Eso le da tiempo para salir al patio, tomar la palangana e ir a la bomba a llenarla de agua, para lavar unas prendas y colgarlas en el tendal, allá en el fondo, cerca de la quinta, donde florecen las verduras y los frutales.
Al volver, ingresa al galponcito de chapa y sale con el brazo cargado de astillas de eucalipto, para alimentar el fuego de la cocina a leña.
Alguien pasa por la calle y la saluda. Ella responde con una sonrisa.
-Terminó la misa -piensa. Ahora vendrán mis hijos.
Y así es. Llegan los hijos y las nueras, pero también abuelo y los nietos, que ingresan corriendo al patio a abrazarla y llenarla de besos. (Autor: Julio César Melchior).
Todas las recetas de nuestras abuelas están en mi libro “La gastronomía de los alemanes del Volga”, que se puede adquirir desde cualquier localidad del país.

domingo, 24 de marzo de 2019

Os 3 Xirus - Volumen 40 '1996'

Album: Volumen 40. 
Bitrate: 192.
Tamaño del archivo: 68.9 Mb.
Caratulas: Frontal y Trasera
Año:  1996
Sonido: Excelente.



01- Lá Pras Bandas do Sul
02- Pot-Pourri Alemanha No Brasil: River Kwai Marsch - Lore Lore - Schwatzbraunn Ist Die Haselnut - Uma Bebedeira É Alegria - Barril de Chopp - Beer Barrel Polka - Liechtensteiner Polka
03- Churrasco de Vaca Louca: Vaquinha Preta - Roubaram Meu Frischtick - Campeão do Bolão - Cachaço do Schimitão -Barbaridade - Ra, Ré, Ri, Ro, Ru - Fuquinha Meia Dois - Boi Barroso
04- A Pistola do Meu Tio
05- Quem Cochicha o Rabo Espicha (O Direito Dos Animais)
06- Jogando Bolãozinho
07- Linda Catarina
08- Tô Maluco por Você
09- Bolachinha Com Chá
10- Titico e Titaco
11- Pentelhando No Fandango
12- Pombinha Mensageira
13- Gaúcho de Coração
14- Baila Senhorita
15- Mandioca Velha (Panelha Velha)
Descargar

domingo, 17 de marzo de 2019

La colonia es un murmullo de voces que se pierden

“Caminante no hay camino, se hace camino al andar…” Y al andar se dejan estelas en la mar que, al mirar atrás, son nuestras huellas en el camino. Jirones de vida y destino que dejamos en el pasado para construir este futuro. Este ahora que en mis manos, ajadas y viejas, no logran contener en toda su inmensidad tanta angustia, devastación y desolación que me dejó el ayer. Cuando lleno de sueños embarqué hacia la Argentina, con mi esposa y mis hijos. Mis baúles y mis miserias. Mi adiós a la tierra volguense y mi esperanza desmedida en el futuro argentino.




Y no hubo tal futuro. No hubo nada. Solamente amargura tras amargura. Fracaso tras fracaso. Llorando muertos tras muertos. Llorando partidas y continuando a pesar de todo. Cada vez más solo, cada vez mas desesperado y cada vez mas decepcionado de la vida. Primero mi esposa. Muerta por la epidemia. Después mis hijos. Difteria y otros males. Todo me lo llevó Dios. Todo lo perdí. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué tenía que aprender? ¿A sufrir? ¿Qué culpa tenían mis hijos y mi esposa con mi aprendizaje? Es ilógico escuchar esa explicación del cura: Toda muerte nos enseña algo. ¿A quién? ¿Por qué alguien debe entregar su vida para enseñarle algo a una persona que continúa, supuestamente, disfrutando de la vida? No tiene lógica. Nada tiene lógica. Ni que mis tres hijos y mi esposa hayan muerto y yo, totalmente solo, desgarrado de dolor, hoy esté cumpliendo 98 años.

domingo, 10 de marzo de 2019

Die Dorfmusikanten - Ein bisschen von allem '2011'

Aqui esta resubido este volumen 05 de este grupo de santa anita de larga trayectoria musical de los alemanes del volga
Album: Ein bisschen von allem
Bitrate: 128
Tamaño del archivo: 65.9 Mb
Caratulas: Frontal y Trasera
Año: 2011
01- Chiquita polka
02- Schneewalzer.
03- Guter mond.
04- In München steht ein Hofbräuhaus.
05- Auf der Kalinenbruck.
06- Oh Isabella.
07- Afortunadamente pendejo
08- Man kauft sich
09- Mazurca tradicional.
10- Porque te fuiste.
11- Sarandeador de guitarra.
12- Camino a Caraguatá - vivo.
13- Desde que tu me amas - vivo.
14- Polka para Flopy.
15- Wenn wir erklimmen.
16- Clarinet polka.
17- Zigge zagge.
18- Eine schwalbe bringt kein sommer.
19- Es wollt ein jäger einst jagen.
Descargar

domingo, 3 de marzo de 2019

Rumbo a América

Arrastró los tres grandes baúles a lo largo del puerto y con la ayuda de su esposa y de su hijo mayor, los subió al barco, y con el resto de energía física que le quedaba, los acomodó en el fondo de la bodega, junto a otros bultos, de formas variables y contenidos dispares.
Sus cuerpos estaban profundamente cansados pero interiormente se sentían satisfechos. La primera etapa del largo viaje se había desarrollado sin mayores contratiempos. Los hubo, es cierto. Lo mismo que también era cierto que hubo que enfrentar momentos de mucha angustia. Pero la meta estaba lograda. La aldea quedaba atrás. Cada vez más lejos. Rusia ya no los quería. En realidad, nunca los quiso. “Nos usó mientras fuimos útiles y ahora nos expulsa” -pensó Joseph.
Allá lejos, en la aldea, allá, en la lejana Rusia, quedaban la pobreza, el hambre y el sufrimiento; pero también permanecían seres amados, padres, tíos, primos, abuelos, que no quisieron, no se atrevieron o no pudieron escapar del dolor.





Por eso, en el barco, se mezclaban la alegría y la tristeza. La esperanza y la angustia. Los pasajeros que emigraban eran conscientes que casi con seguridad jamás iban a volver a reencontrarse con los familiares que quedan atrás. Rusia estaba inmersa en un caos social, político y económico que terminaría consumiendo muchas vidas y muchas aldeas habitadas por descendientes de alemanes.
El barco se fue alejando. Cada pasajero se recluyó en su espacio. Algunos en sitios muy diminutos, dado la cantidad de pasajeros que el capitán había permitido ascender en aras de ganarse un dinero extra.
El viaje iba a ser largo. Casi un mes. La comida empezaría a escasear y a ser racionada rigurosamente. La mayoría pasaría hambre. Todos terminarían infectados de piojos y con el cuerpo lleno de ronchas de tanto rascarse. La falta de agua dulce, completaría el panorama.
Así y todo, arribaron al puerto de Buenos Aires con el alma henchida de esperanza y la idea fija de forjar un futuro mejor para sí mismos y sus descendientes.
Y transcurridos más de cien años de aquella emigración y de aquel viaje, podemos escribir con total seguridad de que lograron cumplir su meta. (Julio César Melchior).

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...