domingo, 27 de febrero de 2022

Extraño el pueblo de mi infancia

Extraño el pueblo de mi infancia, la gente sencilla,  los amigos de las interminables horas jugando  en los inmensos patios de nuestros padres, esos patios en los que abundaban la huerta y frutales, las gallinas y los chiqueros, y una alegría inmensa por compartir momentos que nunca vamos a olvidar, mientras mamá colgaba la ropa en el largo tendal de alambre, papá trabajaba la huerta, abuelo reparaba alguna cosa, a veces haciendo de carpintero, otras, de herrero y todos juntos, unidos, viviendo la vida, compartiéndola, como nunca más volvimos a compartirla.


 Extraño la infancia de mi pueblo, en que la gente se hablaba en alemán, compraban pan, carne y todas las cosas de almacén en la vereda, en los carros que pasaban cada uno a su debido tiempo y hora y cada vendedor gritando su pregón, a la mañana temprano se oía: lecheeerooo, después panadeeerooo y así sucesivamente hasta llegar al mediodía, mientras se compraba se compartían las novedades del día, las vecinas se quedaban en grupo conversando, mientras los árboles eran un arrullo de pájaros y un alboroto de felicidad se esparcía por ese universo que hoy ya no existe.
Extraño el pueblo de mi infancia, ese pueblo de calles de tierra, que había que regar a la tardecita con grandes baldes de agua igual que el patio, para sentir un poco de fresco al sentarnos a la vereda al anochecer, a conversar y a comer girasoles, mientras nosotros, los niños, jugábamos en grupos, que casi siempre eran gigantes, porque cada vecino en promedio tenía más de diez hijos.
Extraño el pueblo de mi infancia, ese pueblo en el que todos se conocían, ese  pueblo en el que todos se hablaban con todos, ese pueblo en que a nadie le faltaba nada, porque la gente era solidaria, se preocupaba por el vecino, estaba atento por el prójimo,  compartía la crianza de los niños y hacía del compromiso social un mérito.
Extraño el pueblo de mi infancia, extraño a mis padres, a mis abuelos, a toda esa gente trabajadora y honesta, noble y justa, seria, pero a la vez muy alegre, que educaba con el ejemplo, que nos formó y nos educó como mujeres y hombres de bien, esa gente que no debemos olvidar, esa gente a la que le tenemos que rendir homenaje diariamente, conservando nuestra identidad, manteniendo vigente su legado de vida, siendo lo que ellos esperaban que nosotros fuéramos. Hombres y mujeres de bien. 

Autor: Julio César Melchior

domingo, 13 de febrero de 2022

Los Nuevos Waigandt - Mejor que nunca '2007'

Los Nuevos Waigandt con mas de 26 años de trayectoria en la musica tradicional alemana. En el año 2007 sacaron el disco llamado "Mejor que nunca" con nuevas versiones de los temas ya grabados en sus primeros discos como son "A mi gente", "Ana Catriñe". Ademas temas tradicionales como son "Untrili Untrila", "Sacando miel sin careta" entre otros. 
Album: Mejor que nunca
Bitrate: 192
Tamaño del archivo: 61.3 Mb
Caratulas: Frontal
Año: 2007
 
01- Los Nuevos Waigandt 20 años.
02- Untrili Untrila.
03- No volveré.
04- Sacando miel sin careta - Polca tradicional.
05- Borrachitos de placer.
06- Me llaman el campiriño.
07- A mi gente.
08- Abuelito inmigrante.
09- Ana Catriñe.
10- Y no puedo olvidarte.
11- Morenita Linda.
12- Amanecer Argentino.
13- El taca taca del motor.
Descargar  Resubido

Travesuras de "La infancia de los alemanes del Volga"

Anselmo y Alberto, dos hermanos de ocho y diez años, vivían en una pequeña chacra en las cercanías de la colonia. Unas dos leguas, más o menos. La chacra contaba con una casa bajita, de adobe, rústica con puertas fabricadas por diferentes carpinteros caseros, por lo que lucían maderas gruesas y finas entremezcladas. Tenía una pequeña galería, una diminuta habitación que funcionaba como sótano, dos habitaciones y la cocina, que no tenía mas mobiliario que una mesa de madera larga, sillas de diferente estilo, un armario colgado en la pared con los platos, los cucharones y algún que otro paquetito de fideo, arroz y harina y la clásica cocina a leña. Por supuesto no faltaba la imagen del Sagrado Corazón de Jesús colgado en una de las esquinas, desde donde lo observaba todo con suma atención 


 Cerca de allí, a unos doscientos metros del tambo, que era un fangal, cruzaba un pequeño canal, que cuando llovía mucho se trasformaba en un pequeño arroyito alimentado por las aguas que bajaban de las sierras y traía consigo mojarritas y otros diminutos peces que, obviamente, eran la atracción y la codicia de Anselmo y Alberto, que esperaban ese momento con sumo entusiasmo y pertrechados con una red que ellos mismos tejían con hilo choricero y un tachito donde arrojar la pesca.
Una mañana, de las tantas, Anselmo y Alberto tuvieron una idea brillante. Como hacía casi una semana que llovía, no tuvieron mejor idea que ir al canal, ahora torrentoso arroyito, a pescar mojarritas.
Para protegerse de la lluvia Anselmo pensó en cubrirse con bolsas de arpillera y Alberto, para no mojarse los pies, se le ocurrió que ambos se calzaran las botas de goma de su padre y de su madre, que utilizaban para ordeñar las vacas. Sin tener en cuenta que la madre calzaba 38 y el padre 45.
Y allí salieron rumbo al arroyito, Anselmo cargando la red y Alberto el tachito.
A medida que fueron avanzando las botas se fueron hundiendo más y más en el barro, porque a más cercanía del arroyito más fangoso se volvía el terreno. Y cuanto más fangoso era el terreno más se hundían y quedaban atrapadas las botas haciendo sopapa. De tanta fuerza que tenían que hacer para sacar cada pie y continuar avanzando tuvieron que recurrir a las manos y así y todo no lograban desprender la bota. Paulatinamente fueron perdiendo las bolsas de arpillera, que se las llevó el viento. La red quedó a un lado, lo mismo que el tachito. Cuando quisieron retroceder se dieron cuenta que ya estaba muy adentrados en el fango que cada vez se hacía más difícil zafar la bota por más que se colgaran con ambas manos y tiraran y tiraran.
Llegó un momento en que no les quedó otra solución que descalzarse las botas, hundir sus pies en el fango y regresar a casa empapados y sabiendo lo que les esperaba: una paliza por haber salido bajo la lluvia sin tener en cuenta que podían llegar a enfermarse y porque las botas quedaron en el fango llenándose. Hasta que el padre fue a buscarlas tenían más de diez centímetros de agua. Imposible secarlas para el ordeñe del día siguiente. No sólo eso, sino que el padre tuvo que ir a buscar las botas chapoteando en alpargatas que fue perdiendo en el camino.

Autor: Julio César Melchior

domingo, 6 de febrero de 2022

Mario Masson - Ritmo y Alegría para todos los gringos

Material de Mario Masson y su conjunto, este interprete hace Polcas, Vals, Corridos y chamanes. Tiene un estilo los Primos de Castelli Chaco. El grupo esta integrado por Mario German Masson en Acordeón, Juan Bautista Toloza en Guitarra, Ariel Estrada en Guitarra y voz y Miguel Garnica en Bajo y Voz.
Album: Ritmo y Alegría para todos los gringos
Bitrate: 128
Tamaño del archivo: 29 Mb
Caratulas: -
Año: -


 01- Ritmo y Alegria.
02- Para mi gente.
03- Bien hamacado.
04- Patria y Tradicion.
05- Patria y tradicion.
06- Acordeon sonora.
07- A papa Toloza y el paraisal.
08- Recordando a un amigo.
09- Valseado.
10- Gringo bailarin.
11- El consciente.
12- Polca tradicion.
13- Tiempo de cosecha.
14- El fantasma.
Descargar    Resubido

Agradecimiento Especial a Sergio de Castelli Chaco por compartir esta material.


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