domingo, 9 de marzo de 2025

Los Gringos del Volga - Sigue la Fiesta '2010'

Este es el volumen 2 de los gringos del Volga. Los integrantes eran Felipe Resla en voz, acordeón y animación. Walter Stecklein: teclado y percusión.
Album: Sigue la Fiesta.
Bitrate: 160.
Tamaño del archivo: 45.6 Mb.
Caratulas: Frontal y CD.
Año: 2010.
01- Que Siga La Fiesta
02- Valseado
03- Polka Tradicional
04- Asi Se Baila (Schotis)
05- Ritmo De Los Gringos
06- Homenaje a Héctor Schmidt
07- Vals Tradicional
08- Si Dijeras Que Si
09- Ranchera
10- Hay Si Pudiera
11- Ritmo de Baión
12- Polca Rusa
13- Chamamé
Descargar   Contraseña: musicadelvolgayalgomas

Agradecimiento Especial a Sergio de Castelli Chaco por compartir este material.

domingo, 2 de marzo de 2025

Una de las tantas tareas que realizaban las mujeres en verano

 Cuenta mi madre que mi abuela y sus cinco hijas se sentaban alrededor de la mesa a pelar y quitarles el carozo a baldes y baldes de ciruelas, que cosechaban de los frutales que tenían en el fondo del patio. Lo hacían generalmente bien temprano a la mañana, con el fresco del amanecer. Y también para que no hubiera tantas moscas molestando su quehacer. A esa hora de la mañana la casa, que era de adobe, estaba fresca. Las cortinas se mantenían cerradas para que no hubiera tanta luz y el ambiente se mantuviera fresco.


 Pelaban las ciruelas, les quitaban el carozo, y las arrojaban dentro de una enorme fuente. Cuando estas se llenaban, abuela la tomaba y se dirigía a la bomba para lavar las ciruelas ya peladas y descarozadas. Después regresaba a la cocina y las arrojaba dentro de una enorme cacerola con agua que estaba sobre la cocina a leña. En esa enorme cacerola se cocinaban kilos y kilos de dulce de ciruela. Tarea que llevaba sus horas y sus días. Porque no solamente se elaboraba dulce de ciruela sino también de higos, duraznos, manzanas, peras, tomates, zapallo.
Una vez cocinada y fría la preparación se trasvasaba a frascos de todos los colores y especies, que abuela y los niños lograban reunir a lo largo del año. Pidiendo aquí y allá a vecinos, familiares y amigos. De más está decir, que el que colaboraba con frascos recibía uno lleno para probar el dulce cocinado en la ocasión.
Finalizado este proceso, los frascos eran sellados y estibados en un lugar fresco y seco, generalmente un sótano o en el Schepie. Bajo el estricto control de la abuela, que mantenía un justo equilibrio y decidía cuando abrir uno, los dulces duraban hasta la cosecha del año siguiente y a veces más allá. 

Autor:  Julio César Melchior.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...