miércoles, 22 de enero de 2014

Los alemanes de Volga y una descendencia con historia

Por Ma. Margarita, hija de Enrique Heft, y nieta de Santiago Heft y Ma. Catalina Stieben
E-mail: veronica@alimonda.com.ar
Mi nombre es María Margarita Heft. Nací en Viale y crecí en Paraná. Soy nieta de alemanes del Volga y el 5 de febrero de 2006 nos reunimos los 200 descendientes de mis abuelos, Santiago Heft y María Catalina Stieben.
Esto es lo que leímos en el encuentro, que estuvo cargado de lágrimas, recuerdos, anécdotas y mucha emoción. Quiero compartirlo con todos Ustedes, para que conozcan un poco la travesía de mi abuelo, un hombre sencillo, de trabajo honesto y fuertes convicciones:
Estamos acá, parados sobre esta tierra entrerriana que albergó a nuestros abuelos. Estamos acá, y queremos conocer más sobre la travesía de Santiago Heft, queremos entender cómo es que llegó a estas tierras de Viale, cómo fue que el destino lo trajo hasta aquí. tal como el viento deposita las semillas de un lugar del campo al otro.
Estamos acá, y queremos saber cuándo, cómo y por qué.
La Hermana Margarita Roskopf escribió que .los alemanes del Volga no se preocuparon mayormente por dejar memorias escritas a sus descendientes sobre la hazaña vivida al emigrar a las gélidas tierras del Volga, primero, y 114 años después, a las verdes pampas vírgenes de la Argentina. Su única preocupación fue producir trigo para dar el pan a sus hijos y enseñar a muchos hombres que ignoraban la ciencia de hacer crujir la tierra con el filo de una brillante reja, a depositar, en los surcos abiertos, el germen benéfico. Este reventaría luego en espigas de dorado trigo que, sometido al ingenio de hábiles manos, se convertirían en pan y alimento insustituible de muchas mesas tanto en Rusia como en la Argentina..
Esto nos habla de gente trabajadora, dispuesta a sacrificarlo todo por el bienestar de su familia. Somos parte de la colonia Volga-Alemana más importante de nuestro país. Pertenecemos a un grupo de antepasados a los que debemos rendirles honor. honrar sus esfuerzos, sus sacrificios, su valentía y su dignidad. Y, por sobre todo, estamos ansiosos de saber cómo empieza la historia.

Cuenta la leyenda que una princesa alemana con el nombre de Sofía de la Casa de Anhalt, esposa de un zar asesinado, se proclamó emperatriz de Rusia y todos sus dominios con el nombre de Catalina la Grande. Realizó una gran obra colonizadora, recibiendo a más de 800.000 extranjeros, sobre todo alemanes, con los cuales fundó numerosas colonias en Ucrania y en el Volga.
Lamentablemente, fue también una verdadera tirana. Para llevar a cabo el proceso de colonización programado para Rusia, ésta realizó un llamado general para todos los países europeos. Se conoce este documento como .El primer Edicto.. Tribus errantes provenientes de pueblos ocuparon, y ocupan actualmente extensos territorios de las áridas estepas euroasiáticas, incluida la región del Volga. Los Calmucos y los Kirguineses o Quirguizios tienen el mismo origen mogol. No obstante su rivalidad permanente dio origen a muchas guerras entre ellos. Estas tribus veían a los colonos alemanes como invasores de sus tierras y fue ese motivo el principal obstáculo para la seguridad de los miembros de sus familias, para sus viviendas y para sus cosechas. Eran permanentemente atacados. Los alemanes del Volga debieron centrar todos sus esfuerzos en convertir sus viviendas en verdaderas fortalezas. Tiempos de terror les tocaron vivir en los primeros 40 años. Ellos fueron testigos de vejámenes, de violaciones, de matanzas y hasta de raptos de chicos y mujeres, que en muchos casos comercializaban con China.
Se estaba cumpliendo la resistencia del murallón humano planificado por Catalina la Grande, y que las víctimas, los alemanes, desconocían. Muchas aldeas fueron totalmente destruidas. Estaban aislados de sus comunidades, enquistados como consecuencia de la relación crítica con los nativos rusos que no veían con simpatía el progreso de las prósperas colonias alemanas. El gobierno de Catalina se distinguió por la enorme rigidez en el sometimiento de los colonizadores alemanes, a los que llegaron a torturar, azotar y encarcelar sin piedad.
Y es así como llegan a América, con un idioma y costumbres que 114 años atrás habían trasladado a Rusia desde Alemania, y que eran traídas ahora casi en el mismo estado en su segunda peregrinación.
Las escenas que se producían en la partida de los primeros contingentes eran sencillamente conmovedoras. Se había fijado la fecha del 14 de noviembre de 1877 como el día de la salida. En todas las colonias se vivieron momentos de emocionados sucesos. Si nos trasladamos imaginariamente a ese tiempo donde las comunicaciones eran nulas, podríamos interpretar las dramaticidad con que cada uno de los desprendimientos del grupo familiar se producía .para siempre.. Se solían decir los unos a los otros .en la Patria Celestial volveremos a reunirnos nuevamente..
Así es que los primeros inmigrantes alemanes que se establecieron en Entre Ríos llegaron al Puerto de Buenos Aires así: el 5 y 6 de enero de 1878 el .Salier. con 800 inmigrantes y el .Montevideo. con 175 inmigrantes entre el 8 y 9 de enero. Debidamente asesorados por algunos paisanos, muchos alemanes del Volga optaron por venir a Entre Ríos, donde notaron condiciones óptimas para la radicación.
Pero en sus comienzos las cosas no resultaron ser un cuento de hadas. Naturalmente no estaban muy contentos al llegar a la colonia de destino en Diamante. Habían abandonado sus ricas y florecientes colonias en Europa, hecho un largo y penoso viaje desde el sur de Rusia, atravesando toda la Europa y el mar sufriendo toda clase de penurias en un transporte incómodo, ignorando dónde irían a desembarcar, no conociendo el país que los recibiría ni su idioma; la región que iban a colonizar en Departamento Diamante era fértil, pero no había ninguna clase de comodidad; los instrumentos de trabajo que recibían eran más primitivos en comparación de los que usaban, no había vivienda, los animales había que amansarlos, no había ropa ni géneros, no se conseguía fierro para fabricarse carros o instrumentos, ni madera seca o adecuada para tantas cosas. Había muchísimos niños, mujeres y también ancianos a quienes el clima no asentaba, para las enfermedades no se hallaban remedios más que el cuidado y las nociones caseras.
Pero no habían venido a descansar, sino a trabajar, decían. Y así es que emprendieron la obra grande de hacer producir trigo por primera vez en esta tierra desde que el mundo es mundo.
Las viejas aldeas de Diamante recibían cada año centenares de colonos nuevos. Los lotes de tierra ya no alcanzaban y entonces la gente se dispuso a fundar nuevas colonias fuera del Departamento de Diamante. Para ir a Paraná, en 1880, se necesitaban 5 días de ida y de vuelta. Y así, de a poco, se fueron sumando puntos tales como Crespo, Lucas González, San Antonio y nuestra querida Viale.
Y todo lo demás, es historia. nuestra historia. la historia de nuestros abuelos, Don Santiago Heft y Doña Ma. Catalina Stieben. Y hoy les estamos demostrando donde quieran que estén, que sus grandes sacrificios han dado frutos. Hoy les estamos demostrando a los primeros Heft que pisaron nuestro país y a todos los alemanes, que somos dignos de sus apellidos.
Hoy, uno de cada cuatro entrerrianos lleva, por alguna rama genealógica, sangre de germanos del Volga.

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