domingo, 11 de agosto de 2024

Los colchones de lana

 La abuela Ana recuerda que “mucha gente me traía la lana de oveja ya lavada, limpia, para hacer un colchón. Yo la escardaba, separaba la lana, la aireaba y una vez que la tenía suelta y suave, comenzaba a armar el colchón, lo cosía con agujas largas, especiales para esa tarea, para pasar el hilo desde un lado hacia el otro, con la ayuda de un dedal. Esta labor llevaba varios días con muchas horas de trabajo y mucho esfuerzo, porque era pesado dar vuelta el colchón a medida que lo iba terminando.

 Además de hacer colchones nuevos, la gente me traía colchones que tenía que abrir para lavar la lana apelmazada para volver a recuperarlo, es decir, con la misma lana realizar uno nuevo.
También hacía acolchados, los famosos acolchados de lana que antiguamente tanto se usaban en las aldeas de los alemanes del Volga. Que eran pesados pero que tanto abrigaban” -afirma. 

Autor: Julio César Melchior

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