miércoles, 6 de noviembre de 2013

Los oficios en las aldeas y colonias

El Herrero

 Ejercía ese oficio una persona generalmente robusta, con brazos musculosos, manos grandes y fuertes. Su rostro curtido evidenciaba signos que a temprana edad dejaban los sinsabores de la vida.
En su taller, un reducido ambiente con paredes de adobe, techo de chapa, ahumado, con amplias puertas y ventanas sin postigos.
En invierno, ya de madrugada, se veía el fuego en su taller y se oía el canto del yunque, campana anunciadora del trabajo, hora en que también la comunidad ya enia prontas sus huestes para iniciar la tarea diaria, titánica jornada en las ávidas y feraces tierras de cultivo.
En su fragua chisporroteaban los encendidos carbones cuando la combustión era alentada con el aire de un rustico fuelle que se accionaba fácilmente con los movimientos articulados de los balancines. A pasos de la fragua estaba emplazado el yunque, en donde forjaba los hierros.



La mayor actividad se cumplía durante los meses en que los colonos roturaban la tierra y la desmenuzaban luego para la siembra. Estas tareas consistían en dar filo a las rejas de los arados y estirar las puntas de los dientes de la rastra, trabajos que se hacían a golpes sobre el yunque calentadas las piezas al rojo vivo. El ingenio y la práctica, lo hicieron cada vez mas ducho en su oficio. Además de la fabricación de una simple argolla para lazos y otro uso, bocados de frenos, herraduras, bisagras, cerrojos, enrejados, y otras cosas sencillas, sus notables soldaduras, enllantadas en ruedas, herrajes en los primeros carros y termino en atender y reparar mecanismos de nuevos implementos agrícolas, que adquirieron posteriormente los colonos. Por muchos años el oficio de un experto herrero era muy necesario en sus comunidades.

El Carpintero

Al carpintero le sobraban conocimientos en su oficio, pero le faltaban herramientas y materiales para satisfacer las urgentes necesidades que demandaban las nuevas poblaciones en aberturas y muebles más indispensables, sin innovaciones algunas con respecto a los usados en sus aldeas del volga.
Con materiales que pudo adquirir y otros que aportaron los interesados, procuro, con las mas elementales herramientas, conformar con el menor tiempo posible las necesidades mas urgentes de la población.
la necesidad, suele crear destrezas, la que en muchas familias menesterosas, se manifiesto en las circunstancias.
Había que alojarse y con el mínimo moblaje indispensable en la cocina y dormitorios, sin reparar en modelos y comodidades.



Posteriormente, al contar ya con materiales, nuevas herramientas y pinturas, ya mejorado su taller comenzó a fabricar muebles de otros modelos y diseños. Cuando las familias más pudientes edificaron sus nuevas viviendas, suplantando a las de emergencia, con otros estilos arquitectónicos, además de nuevos mubles para la cocina, comedor y dormitorios, mesas, bancos, sillas, camas, baúles, roperos, etc. Se fabricaron también grandes puertas y ventanas con maderas de cedro y marcos de lapacho, de excelente producción en sus estilos, y se colocaron en pisos y cielorrasos de los dormitorios, maderas de pinotea importado.

El Talabartero


En su modesto taller, generalmente un ambiente de su vivienda, rodeado de cuero, como herramientas: un filoso cuchillo, un par de leznas, un martillo, una tenaza, un sacabocado, etc. Ejercía su profesión. Allí además de fabricar las llamadas "pecheras rusas", que aun se usan ideadas en el volga, hacia retrancas, tiros, cabezales, bozales, riendas, bastos, cinchas, maneas, etc. Muy prolijos eran sus trabajos en trenzado con tientos de cuero en lazos y rebenques.
a medida que los primeros colonos aumentaran su ganado caballar, por mayor área de siembra, era este hombre mas exigido en su oficio.



Las familias pudientes usaban para sus caballos "trotadores", que solo tiraban del primoroso carrito liviano cuando salían a pasear o cumplir alguna diligencia, pecheras y demás arneses con los mejores y mas lustrosos cueros. En estas confecciones especiales ponía el talabartero todo su ingenio y esmero.




El Zapatero


En su humilde vivienda ocupaba un lugar su sencillo taller, que contaba solo con las mas elementales herramientas manuales en su principio y los materiales indispensables. Su taller no tenia puerta de acceso desde la calle, se llegaba a el por el patio. Además de remiendos y reparaciones de calzados, fabricaba todo a mano, botas, borceguíes y otros calzados rústicos que se usaban mayormente en las labores del campo.


Cuando logro instalar la primera maquina para coser cueros se aventuro a hacer nuevos trabajos, cual la fabricación de calzados comunes para uso diario y zapatos de vestir, tanto para hombres como para mujeres, pero para ambos sexos, con cordones. Para los chicos, hacia zapatillas de cabritilla. Antes de confeccionar el nuevo calzado tomaba las medidas del pie del interesado y esas medidas debían adaptarse a una de las tantas hormas que tenia en su taller. el zapatero no deja de llenar todavía grandes necesidades en todas las comunidades aldeanas.

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