miércoles, 9 de octubre de 2013

El Carro Verde

Entrevista a Luis Hess

 Todo se hacia a mano. No había corriente, se agujereaba todo con un taladro de mano. La pequeña corriente continua que luego hubo era para hacer funcionar algún motorcito. No había agujereadoras eléctricas como ahora, no había piedras eléctricas. Se limaba a mano, había que pulir todo, se trabajaba con estampa y molde y se trabajaba los trenes de los carros con un fierro mediacaña que venía en la parte de arriba una planchuela media caña.

Eso venía todo importado y después no vino más en la posguerra.
Eso sí, el carro se lo entregaba sin pintar, porque cada colono le gustaba hacer ese trabajo para darle el toque personal.

Había varios tipos de carros, estaba el carro pesado que era para la cosecha, trabajo pesado de campo para carga. Ese generalmente usaba un eje patente, porque también había ejes de grasa. El eje patente fue lo mas moderno que vino, era un baño de aceite y el de grasa era aquel con la tuerca negra y la grasa negra.
Había diferencia en la practicidad, el hombre de campo cuando venía al pueblo tenía que sacar las ruedas y engrasar todo de vuelta porque se le metía la arenilla y le comía los bujes, entonces apareció el baño de aceite, que era con un reten.
Después estaba el carro de media carga, que era el de uso diario para salir rápido. Se usaba para sacar la leche. Era de trabajo también.




Estaba el carro liviano que tenía el eje de 40. Estaba el de paseo.

El liviano era utilizado para ir a la Iglesia o para llevar material liviano, el de paseo que era a pinceta que trabajaba sobre elásticos. Ese carro era muy livianito, poseía eje de 38 y generalmente esos carros tenían capota o sea techo de lona estirada bien puesta en un marco y sostenida al carro por cuatro hierros que existían en cada esquina. A los costados había lonas que se extendían cuando llovía o hacía frío o se enrollaban hasta el techo para dejarlo libre.

En aquel entonces se trabajaba todo a martillo y fragua y se cambiaba el fierro. No se soldaba; no había soldaduras. Eso originaba mucho tiempo y era puro trabajo artesanal. Capaz que en un trabajo que lleva una hora, demoraba un día. Los ejes venían cortados. Eran ejes franceses hasta que apareció el argentino. Tenían 5 cm de espesor y se tenían que unir sin que se noten. Entonces se los pasaba por la fragua y a golpe de martillo, ya los dos encimados, se los golpeaba hasta que se unían y quedaban ya unidos, con los 5 cm de espesor. Un trabajo de unión en un eje no se notaba donde estaba soldado, de perfecto que quedaba tan solo por la fragua, el yunque, el martillo y el buen ojo del herrero. En esto estaba la profesionalidad del herrero porque cuando terminaba, además tenía que tener la longitud perfecta. No se podía pasar de largo.

En cuanto al valor de un carro no había precio fijo, ni convenios de precios entre los fabricantes. Cobraban de acuerdo a lo que cada uno le parecía un precio justo. De acuerdo a la crónica de Hess, se refiere a que su padre entregó un carro un sábado a la tarde y con lo que cobró se fue hasta la esquina del negocio de Don Federico Hepp que vendía artículos para el hogar y compro una cocina a kerosén de las primeras que salieron. La compro al contado y le quedo para hacer una compra de almacén para la semana.

Material extraido de la pagina http://www.aadav.org.ar

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